Por David Alfaro
Gerente General Arkavia Networks
Días atrás se conoció el caso de una estudiante norteamericana de 15 años que fue grabada teniendo relaciones sexuales con una veintena de compañeros en una escuela del Condado de Lee, en Florida.
El video fue viralizado a través de la red social Snapchat, que autodestruye todos los mensajes recibidos, lo que la convierte en un espacio muy preciado para adolescentes y personas que buscan ocultar diálogos o intercambio de información.
Si bien, quienes expusieron la conducta de la estudiante usaron una aplicación que elimina los rastros, la escabrosa historia logró ser conocida por las autoridades del colegio y la comunidad. Esto, porque ninguna herramienta ofrece total seguridad en temas de inviolabilidad.
En el contexto digital, todo lo que está al alcance de los usuarios puede ser copiado y divulgado. Que un contenido no esté publicado no significa que haya desaparecido digitalmente. Por eso, es importante tener conciencia de que la seguridad de la herramienta está dada tanto por la forma en que se usa como por sus capacidades intrínsecas.
Que Snapchat borre los mensajes no garantiza que -mediante otro medio inserto en el mismo dispositivo o mediante el uso de otro teléfono y su cámara- el contenido que se cree volátil no pueda ser capturado. Si bien la aplicación elimina las fotos y videos después de que son observados, siempre es factible guardar alguna copia a través de algún medio.
Quien decide exponer su vida a través de las redes sociales debe tener claro que está enfrentando ciertos riesgos. De ese modo, resulta fundamental tener claro que el nivel de tolerancia a dichos riesgos debe ir de la mano del grado de exposición que decida tener.
SNAPCHAT Y LA PRIVACIDAD DE LOS MENSAJES https://t.co/shaMLeLJJy