SUICIDIOS DE NIÑOS Y JÓVENES: UN FRACASO COMO SOCIEDAD

Publicado por Equipo GV 3 Min de lectura

Por  Grupo para la Prevención del Suicidio Infanto-Juvenil
Movimiento Nacional por la Infancia
Fundación José Ignacio

suicidioA pesar de la ausencia de información oficial, hemos podido determinar que tan sólo en las últimas cuatro semanas se han suicidado seis  alumnos de diferentes colegios del país: una adolescente de un colegio particular de la Quinta Región; dos jóvenes de un mismo colegio particular subvencionado de Iquique; una niña que cursaba educación básica en la Región Metropolitana; una adolescente de cuarto medio de Puente Alto  y un joven de Providencia, de un colegio particular subvencionado.  Este último colegio ya había registrado otra muerte por suicidio en octubre de 2015.  Sabemos, por desgracia, que hay más casos ocurridos durante este período, los cuales se ha preferido mantener en silencio.

A la luz de estos datos, es muy importante tener presente que el suicidio es una tragedia que afecta transversalmente a toda la población, sin distingos de nivel socioeconómico ni educacional.  Tampoco escapan a este fenómeno los niños, por inimaginable que nos parezca.  Los últimos estudios sugieren que el aumento de suicidios en el grupo etario de 10 a 14 años es extremadamente preocupante.

Mientras en Chile observamos con impotencia que las medidas adoptadas para prevenir el suicidio de niños y jóvenes han demostrado escasa eficacia, podemos mencionar que en España, durante el año 2015, se quitaron la vida tres niños, dos en Madrid y uno en Barcelona.  Estos lamentables hechos causaron gran conmoción pública y condujeron a cambios en los procedimientos administrativos del Ministerio de Educación de ese país utilizados para intervenir en situaciones de maltrato escolar e infantil, como también en el establecimiento de responsabilidades correspondientes a los establecimientos educacionales.

Es por ello que hoy hacemos un llamado urgente al Ministerio de Educación chileno y la Superintendencia de Educación Escolar, pues resulta imprescindible que ejerzan una mayor regulación y fiscalización a este respecto.  La falta de información no ayuda a abordar ni profundizar  en el tema, al mismo tiempo que la ley integral de los derechos de la infancia y la adolescencia no menciona de forma expresa las funciones de los establecimientos educacionales en la detección y derivación temprana de toda forma de maltrato infantil, escolar y de salud mental detectada en el espacio escolar.

Por último, quisiéramos enfatizar que los suicidios de niños y jóvenes representan un fracaso de la sociedad en su conjunto, de modo que exigen una respuesta global que, evidentemente, no puede seguir esperando.

 

 

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