Por Jaime Sierra B.
La libertad de prensa sólo puede ser conculcada en un estado dictatorial, puesto que es en tal ámbito en que se puede ejercer la censura sin restricción y a gusto del o los dictadores. Hablar de censura a la prensa en un sistema democrático es impracticable, puesto que de momento en que existe y se aplica, deja de ser democracia. Sin ser el chileno un régimen totalmente democrático, afortunadamente tampoco podemos describirlo como dictatorial. Ello sería negar que existe el Poder Judicial, o negar su independencia.
El sistema democrático (o cuasi-democrático, o pseudo-democrático) chileno adolece de varias fallas, no poco graves o poco significativas, pero la prensa que es proclive al sistema, (no al gobierno, puesto que todos los gobiernos después de la dictadura, o dictablanda, han sido pro-sistémicos), no sufre casi de limitaciones. Y por lo tanto, de censuras. No olvidemos que la censura a la prensa, desde fuera de ella, se manifiesta de diferentes formas: la coerción, la violencia directa, la económica y la judicial, entre otras. En el caso de ejercer una censura desde lo económico, esta es sutil, pero significativa. Consiste, principalmente, en que un gobierno deja de contratar servicios de publicidad o de comunicación con unos, para favorecer a otros, con millonarios contratos, provocando así el desmedro de aquellos en beneficio de estos. Los medios desfavorecidos por el régimen dejan de ser rentables y competitivos económicamente y desaparecer como entidades. Una molestia menos. En el caso de la forma de censura judicial, es mediante un poder judicial casi siempre sometido a lo que sería entonces una no-democracia.
Y dije la censura a la prensa desde fuera de ella, porque hay otra que se ejerce desde su propio interior, y que a veces es olvidada u omitida. Es la auto-censura. Esta modalidad de censura la aplican los medios sobre sí mismos, mediante las políticas o líneas editoriales, mediante la contratación de periodistas que compartan tales políticas, y despido o no contratación de los que no lo hagan, permitiendo o no publicidad de otros medios, según su lineamiento o tendencia, seleccionando a entrevistados, omitiendo o repitiendo noticias, descontextualizándolas, recortándolas, “resumiéndolas”, etc. Esta forma de censura la pueden aplicar los medios de comunicación tanto privados como estatales, haciéndolo estos últimos mediante una selección cuidadosa de su directorio.
En el caso de la revista Qué Pasa, de acuerdo a lo señalado por el periodista Fernando Paulsen, la censura vino desde dentro. Ni el gobierno, ni la Presidente Bachelet la han ejercido. Sólo ha ejercido, Bachelet, su derecho a limpiar su honra. Se ha querellado, tal como eventualmente podríamos hacerlo cualquiera de nosotros. En tal caso, serán los tribunales, los que tomarán la decisión final, y no el gobierno. Recordemos, querella no significa censura. Ahora, lo que pensemos cada uno sobre la Presidente, de la veracidad de lo publicado o de los resultados de esta acción, es harina de otro costal.
Parece que cada persona tiene su propia interpretación de “democracia” entre su definición y la práctica
¿Qué duda cabe, Elena, sobre todo en una sociedad sumida en la ignorancia, las acomodaciones y la inconsecuencia?. Gracias por opinar.
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