Por Marcela Pezzani
Directora de Química y Farmacia, U. San Sebastián
Ante el caso del error de suministrarle a un lactante tramadol en vez de paracetamol, una vez más y por una razón desafortunada, nos encontramos frente a un posible error en la dispensación de un medicamento. La primera reacción, comprensible, es emitir juicios de valor sobre el trabajo del técnico-profesional del responsable de esta acción.
Situaciones como esta me llevan a preguntarme ¿por qué ocurrió? y ¿qué podemos hacer para prevenir que estos casos se vuelvan a repetir? La respuesta no es fácil, ya que requiere de cambios profundos a nivel de las autoridades, profesionales y población en general.
El medicamento, principal herramienta terapéutica utilizada hoy, debe ser respetado. Su uso puede ser beneficioso, pero no está exento de problemas, por lo que tiene que utilizarse informadamente. En este punto, la dispensación informada requiere de la presencia de un químico farmacéutico, y que sean los necesarios para atender a todos los pacientes. Esto pasa por la voluntad política de contar con suficientes profesionales que cumplan esta labor a cabalidad.
También existe una responsabilidad del paciente, porque es su deber informarse sobre qué medicamento le recetaron, qué cantidad y cómo debe ingerirlo, para lo cual se debe generar una cultura desde la primera infancia.
Entonces, es una responsabilidad compartida de la autoridad, profesionales y población el uso seguro de los medicamentos, para evitar errores y problemas en su dispensación.
USO SEGURO DE LOS MEDICAMENTOS https://t.co/s8D2YWwJXH
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