Reajuste del 3,2% al sector público… ¿ceguera política, canibalismo político o estupidez política?

Publicado por Equipo GV 19 Min de lectura

Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico e Investigador (UACh)

 

“Se puede engañar a una parte del pueblo todo el tiempo. También se puede engañar a todo el pueblo una parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo” (Abraham Lincoln, presidente de los Estados Unidos).

 

valdesLa respuesta a la pregunta con la que se inicia esta columna es muy sencilla y, en realidad, basta con que analicemos con detención lo que ha sucedido en los últimos 15 años en nuestro país con el “homo politicus chilensis”, en particular, y con la clase política, en general, para que muy pronto advirtamos que la respuesta final es una armoniosa  y nefasta mezcla de los tres factores, es decir, ceguera total, canibalismo político extremo y estupidez supina, asunto que pasaremos a demostrar a continuación.

La ceguera es una enfermedad que produce la pérdida de visión, ya sea en uno o en ambos ojos. Ahora bien, en relación con nuestra clase política, la pérdida de visión parece haberse consumado en ambos ojos, ya que nuestros políticos parecen no poder ver más allá de sus chatas narices: no ven –ni tampoco quieren tomar en cuenta– el alto nivel de indignación de la ciudadanía con la clase política dirigente, no ven –ni tampoco toman en cuenta– el repudio y el fuerte rechazo de la ciudadanía a la “forma de hacer política” que muestran nuestros “líderes” (¿o enanos?) políticos, sin que hoy importe mucho la ideología que representa cada uno de los ¡¡31 partidos políticos!! legalmente constituidos en Chile. Así es, estimados lectores, nada menos que 31 partidos políticos.

En estricto rigor, cada uno de estos “partidos” políticos –RN, PDC, PPD, PS, PC, UDI, PRSD, PRI, PRO, PH, PEV, PLCh, RD, UPA, PFP, FRNV, FRP, PRM, PIC, MAS, ANDHA, MIRAV, PDRP, AMPLITUD, TODOS, WALLMAPUWEN, SOMOS AYSÉN, EVÓPOLI, UR, IGUALDAD, PODER CIUDADANO– vela por sus propios intereses y por sus múltiples agendas ocultas. No velan por los intereses de TODOS los chilenos. Tampoco se interesan por las necesidades de los ciudadanos y habitantes de este país. Eso es secundario a sus verdaderos intereses, a saber, lograr el poder a como dé lugar, aún cuando eso signifique pisotear a los demás.

(Por si alguien tiene dudas en relación con el número de partidos políticos les dejo este link:  http://www.eleccionesenchile.com/partidos-politicos-chile.php)

 

Conjuntamente con la ceguera política, nuestra clase política y gobernante parece haber desarrollado, asimismo, un “cuero de chancho” y doble moral de antología. Basta ver lo que hicieron los parlamentarios de la Nueva Mayoría (NM) en relación con el reajuste del 3,2% ofrecido por el Gobierno de Bachelet al sector público, rechazado por la misma NM el 2 de noviembre de 2016 por 97 votos en contra y  cero votos a favor de la propuesta del Gobierno, un rechazo total nunca antes visto en la historia de Chile. Sin embargo, cinco días después y tras una cena de los presidentes de los partidos políticos de la NM con el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, todos ellos se dieron “vuelta la chaqueta” y aceptaron aprobar –a espaldas de los trabajadores– el mismo reajuste del 3,2% que, previamente, habían rechazado en masa, lo que produjo la indignación de los trabajadores asistentes a la sesión del Congreso, lo que derivó, a su vez, a que los trabajadores y dirigentes de la CUT, ANEF y CONFUSAM fueran desalojados de la forma más violenta del Congreso de la que se tenga memoria, lo que llevó a que la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, lanzara una sarta de garabatos y acusaciones de “vendidos” a los parlamentarios presentes, además de gritarle a dichos parlamentarios y al presidente de la Cámara de diputados, Osvaldo Andrade, –entre los epítetos más suaves– de haberse convertido en  “hijos de puta”. No fueron necesarias las treinta monedas de plata para completar la traición, ya que los trabajadores se sintieron “vendidos” por una mísera cena.

No obstante lo anterior, dos horas después de que los parlamentarios de la NM fueran tratados de “hijos de puta” (y otros epítetos), dichos parlamentarios, nuevamente, se dieron una “vuelta de carnero”, y en una clase magistral de doble estándar, doble moral y canibalismo político, traicionaron ahora a la presidenta Bachelet y a su ministro de Hacienda, y le propinaron una segunda paliza –al mismo tiempo que  humillante derrota– al gobierno.

 

La frase latina “Divide et impera”, es decir, “divide y dominarás”, “divide y gobernarás”, “divide y vencerás”, tiene cientos de años de antigüedad y mantiene su total vigencia hasta el día de hoy. Aplicado al ámbito político, de lo que se trata, es de ganar y mantener el poder a toda costa, mediante, por ejemplo, la ruptura en piezas más pequeñas de las concentraciones políticas más grandes, lo que  determina, finalmente, que estas pequeñas agrupaciones experimenten una pérdida real de fuerza y poder. Y… ¿qué se logra con esta estrategia? Una persistente desgracia y pérdida para el país, ya que con el tipo de sujetos políticos que tenemos actualmente, no hay posibilidad alguna de lograr acuerdos que vayan en directo beneficio para la población.

Y a pesar de ser Chile un país extremadamente rico en cobre, plata, oro, mar, desierto, montañas, ríos, lagos, especies, tipos de climas, Antártida,  culturas diversas, etc., seguiremos: (a) teniendo a casi un millón de esclavos chilenos (que con sus familias suman cuatro millones) ganando el sueldo mínimo, (b) mantendremos a cuatro millones de jubilados recibiendo pensiones miserables y de hambre, (c) mantendremos un sistema de salud colapsado, inoperante y deficiente, (d) mantendremos a un sistema educacional –cuya “calidad” deja mucho que desear– que entrega cada vez más sujetos que apenas entienden lo que leen y que pueden ser definidos como “analfabetas funcionales”, (e) seguiremos teniendo un sistema de justicia inoperante que se dedica a liberar presos que han sido condenados por violaciones, asesinatos, femicidios y muchos otros delitos graves, (f) mantendremos a una clase política mayormente corrupta, compuesta de viejos carcamales que tienden a favorecer a los grandes empresarios  y a coludirse, una y otra vez, con la élite económica en desmedro de la absoluta mayoría de este país.

Si esto no es ser ciego, no se me ocurre qué otro adjetivo asignarle. Pero esto, no es lo peor. Lo peor, es cuando las coaliciones dominantes sólo lo hacen para resguardar sus privilegios, cuidar sus intereses particulares y partidistas, no así los intereses del país y de todos sus ciudadanos, imitando, de alguna forma, lo que señalara el ex presidente Salvador Allende el 7 de febrero de 1971, al afirmar –de manera pública y muy temeraria, por cierto– que él “no era el presidente de todos los chilenos”, sino que era “el presidente de la Unidad Popular”, dividiendo y polarizando aún más a la población de nuestro país, para terminar con una nación en crisis y al borde de la guerra civil, con un final trágico por todos conocidos.

También es ceguera, miopía y sordera política cuando la presidenta Bachelet y su ministro del Interior, Mario Fernández, un par de semanas antes de las elecciones municipales bromeaban, se reían y se burlaban del supuesto escaso apoyo ciudadano de un 15% a su gobierno –reflejado en las encuestas de opinión durante varios meses–, afirmando que a todos los lugares a dónde ellos iban, se “pasaban encontrando siempre con el puro 15% de apoyo y nunca con el 85% de rechazo”, ya que ellos jamás “escuchaban pifias o recibían la desaprobación por parte de la ciudadanía”. Es altamente probable, que ambas autoridades se hayan atragantado violentamente con su tono jocoso e irónico, a raíz de la gran debacle y paliza política sufrida por el gobierno y su coalición en la elecciones municipales el día 23 de octubre de 2016, donde la población le demostró a ambas altas autoridades, lo “desafectada” que estaba la ciudadanía con su forma de gobernar y de dirigir a este país.  Y para qué hablar del rechazo y la humillante derrota sufrida el 8 de noviembre de 2016 en el Congreso en relación con el 3,2% de reajuste al sector público a manos de la propia Nueva Mayoría. En este sentido, las autoridades no sólo parecen estar sufriendo de ceguera, sino que también de sordera aguda, ya que los ataques desde sus propias filas han sido lanzados en todos los tonos y medios informativos, al mismo tiempo que en forma pública y con megáfonos incluidos, hasta el grado de llegar a “congelarse” las relaciones entre ciertos partidos políticos y el gobierno.

Por otra parte, si alguien piensa que al hablar de “canibalismo político” he exagerado un poco el tono, citaré a continuación algunas frases expresadas por políticos chilenos en diversas etapas de la vida política nacional en el último tiempo:

1. El 7 de mayo de 2013, el ahora ex senador PS Camilo Escalona acusó a su propio correligionario, Fidel Espinoza, de estar dominado por “indomables e insaciables ansias y ambiciones de poder” y de practicar el “canibalismo político” en contra suyo. Casi un año después, en febrero de 2014, luego de quedar  –sorpresivamente para todos, incluyéndolo a él mismo– fuera de todos los cargos de importancia y de confianza del  nuevo gabinete de la Nueva Mayoría de la presidenta Michelle Bachelet, volvió a abrir los fuegos cruzados, señalando que lamentaba “el canibalismo político” en el que había caído la coalición de gobierno, así como “el exceso de lucha por los cargos y la ausencia de un enjuiciamiento veraz, objetivo y sin descalificaciones”.

2. El 2 junio de 2013, el diputado Sergio Ojeda acusó al gobierno de Sebastián Piñera de practicar “canibalismo político” en contra de su bloque, por el caso –un tanto escandaloso– de los falsos exonerados políticos, ya que muchos de estos “exonerados” no eran tales, sino que sinvergüenzas aprovechando las regalías que entregaba el Estado, sin mucha discriminación ni cuidado alguno.

3. El 27 octubre de 2013, Antonio Horvarth, el jefe programático del ex candidato presidencial Franco Parisi, acusó a la abanderada de la derecha, Evelyn Matthei, de practicar –¿cómo no?– “canibalismo político” con su candidato.

4. El 1º de septiembre de 2014 el secretario general de la UDI, Javier Macaya, llamó a evitar el “canibalismo político” en la derecha, criticando a Renovación Nacional por no incluir a Amplitud Nacional en la nueva coalición en gestación.

5. El 18 de enero de 2015, el senador Carlos Bianchi, a raíz del escándalo “YateGate” que involucraba a la presidenta Bachelet, anunciaba a viva voz que “a partir del lunes 19 de enero de 2015 ocurrirá un canibalismo político pocas veces visto en la historia: aquí se van a comer unos a otros intentando eliminarse mutuamente”.

6. El 28 de octubre de 2016 el senador Alejandro Navarro afirmó públicamente que “el canibalismo político que estaba practicando el senador Felipe Harboe dañaba a la presidenta Bachelet”, a raíz de la desesperación del PPD por la debacle sufrida por su partido en la elecciones municipales y la mala gestión que había hecho la presidenta en relación con la elección  de algunos de sus ministros, subsecretarios, intendentes y gobernadores que habían sido mal evaluados por la ciudadanía y por la propia coalición de gobierno. Estas son sólo algunas “joyas” de canibalismo político chilensis, habiendo muchas otras más, con resultados desastrosos para el país, ya que de lo que aquí se trata, es de “fagocitar” no sólo a los enemigos ideológicos, sino que también a los propios –sin que importe mucho de quién se trata– con tal de poder imponer las ideas propias. Sufra quien sufra y muera quien muera.

Hablemos ahora, de la estupidez de nuestra clase política. La estupidez hace referencia  a aquél sujeto falto de inteligencia y que es torpe o necio en su forma de ser y proceder.

Y qué mayor muestra de estupidez, necedad o torpeza notable, que un sinnúmero de partidos políticos con sus dirigentes a la cabeza, en una lucha constante y encarnizada de egos –donde todos y todas quieren ser presidentes y presidentas– muy similares a una horda de asaltantes vikingos que quieren arrasar con todo, y si para ello es necesario utilizar aplanadoras y retroexcavadoras modernas –tal como lo señalaba un ¿honorable? senador de la república–, cuánto mejor.

¿Cómo es posible, que luego de más de 200 años de independencia y autonomía como nación, un grupo  limitado de sujetos con tanto poder sean incapaces de ponerse de acuerdo en bien de todo un país, un país que clama a gritos “unidad y paz”, y que las cosas, de una vez por todas, se “hagan bien y en favor de su población”, aprovechando las  tantas y enormes riquezas que tiene Chile?

Última pregunta: ¿Cuándo llegará, entonces, la “iluminación” que borre de un plumazo la estupidez de nuestros gobernantes e imiten lo que una pobre isla de pescadores llamada Singapur ha logrado en poco más de 50 años? Singapur fue una colonia inglesa hasta el año 1963, que tenía un 90% de analfabetismo en esa época,  un país donde se hablaban cuatro idiomas oficiales (inglés, tamil, malayo y chino mandarín), con una superficie territorial de apenas 707 kilómetros cuadrados (cuatro veces y media más grande que nuestra Isla de Pascua), sin recursos naturales de ningún tipo, y que sin embargo, en poco más de 50 años de independencia (nosotros llevamos 205 años) logró convertirse en una nación  altamente desarrollada, con un ingreso per cápita de U$ 55.509 (versus los U$ 24.170 nuestros), con un Índice de Desarrollo Humano muy alto (9,12 IDH) que lo ubica en el lugar 11 a nivel mundial y que hoy ocupa los primeros lugares en los resultados de pruebas internacionales utilizadas para medir el rendimiento de sus estudiantes de secundaria (TIMSS, PISA, PIRLS, etc.). Tomo como ejemplo la prueba PISA. En Matemáticas: Singapur ocupa el 2º lugar, versus el lugar 51 de Chile; en Ciencias: Singapur aparece en el 3er lugar versus el lugar 46 de Chile; en Habilidad Lectora: Singapur ocupa el 3er lugar versus el lugar 47 de Chile.

La fórmula “mágica” que utilizaron los dirigentes políticos de los cuatro partidos existentes en Singapur para sacar a su país del subdesarrollo y catapultarlo como uno de los países más desarrollados y educados del mundo fue muy simple: buscar la unidad, invertir en educación de calidad y velar por los intereses de los más de cinco millones de habitantes con un solo lema tomado del idioma malayo: ¡Majulah Singapura!, es decir, ¡Adelante Singapur!

¿Será factible, que alguna vez, los dirigentes chilenos de los 31 partidos políticos existentes –que a todo esto, hablan UN SOLO IDIOMA–  puedan dejar a un lado sus gigantescos egos, sus nefastas diferencias ideológicas, su ceguera voluntaria, su canibalismo político ancestral y una estupidez sin límites para gritar juntos y con una sola voz: ¡Adelante  Chile!?

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