Por Samuel Fernández Illanes
Académico Universidad Central
Los asuntos internacionales del año que terminó, por lo general, nos sorprendieron. Ni las encuestas, los análisis, o las predicciones acertaron. No sólo en los hechos noticiosos principales, como el BREXIT británico, el rechazo al plebiscito por la paz en Colombia, el triunfo de Trump, o la precaria tregua en Siria que recién se inicia, sin participación norteamericana. Hay que añadir las causas o razones más profundas sobre las que se basan, todavía poco exploradas y que presentan más interrogantes que certezas. Ha cambiado el mundo y presenta síntomas diferentes. Señales de una nueva realidad que se avecina sin conocer su real perspectiva.
Aconteció en casi todas las regiones. Por mencionar algunas. El proyecto de Unión Europea se vió cuestionado por más nacionalismos, intentos separatistas y pérdida de confianza en sus líderes tradicionales, por sobre el natural recambio político. La migración preocupa, divide y no encuentra solución. Otro tanto el Estado Islámico, en retroceso, pero autor de ataques selectivos en más países. Turquía, víctima reiterada, luego del intento golpista consolidó su autoritarismo y pacta con Rusia, que ganó influencia y predominio. Gobernantes conocidos debieron abandonar sus liderazgos. Ocurrió en Gran Bretaña e Italia, y se avecina en Francia. España estuvo casi un año sin gobierno oficial. Grecia no supera la crisis económica. Alemania subsiste en medio de más cuestionamientos. Hay un tinte euro-escéptico predominante que no sería raro aumente y acarree más cambios. La ONU eligió nuevo Secretario General, ojalá más eficaz en su apelación a la paz.
Norteamérica votó a Trump, contra todo pronóstico. Un golpe a lo consabido y a las políticas de Washington, con un programa pleno de eslóganes efectivos, irreverentes y con amplia difusión electrónica, cuya materialización está por ser escrita. Un contraste evidente al legado de Obama, que dio pasos decisivos con Cuba e Irán, apoyó el medio ambiente y los acuerdos comerciales, y termina sin avalar los asentamientos israelíes. Privilegió principios más que resultados reales. Se va fuertemente enemistado con Rusia que lo ignora y privilegia su sucesor. Con frías relaciones con una China desafiante y sin ningún logro en Medio Oriente, Siria, o Corea del Norte. También en Latinoamérica hubo cambios, como en Argentina, Brasil o Perú, que marcaron serias diferencias con Venezuela en crisis, o el continuismo de Bolivia y Cuba con dudas sucesorias.
Un mundo distinto donde la ciudadanía se hecho escuchar fuertemente y ha trastocado las tendencias que prevalecían. Nuevos electores más exigentes que cuestionaron más que antes y se expresaron con decisión, en un balance del 2016 ciertamente inesperado.