Dr. Patricio Silva Rojas
Decano de la Facultad de Salud, Universidad Central
La cifra aún resuena. De los 2 mil 642 médicos titulados en el extranjero que dieron el EUNACOM, Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina, 1934 lo reprobaron, es decir un 73,2%. De éstos, 277, que tenían pendiente desde 2014 la rendición del examen, tendrán que dejar de ejercer en el sector público, donde actualmente ocupan una importante cantidad de plazas laborales.
Es así como en el año 2014 de los 881 médicos extranjeros que trabajaban en la atención primaria, 270 dejaron el sistema, 334 aprobaron y 277 quedaron “pendientes”, mismos que ahora son parte de esta alta tasa de reprobación de profesionales extranjeros, los que, si bien quedan inhabilitados para trabajar en el sistema público, pueden seguir ejerciendo en sus consultas privadas.
El EUNACOM, según la Ley 20.261, es de carácter obligatorio para todas las personas extranjeras y nacionales que hayan estudiado medicina y que deseen trabajar en cualquier centro de salud estatal. El instrumento fue ideado por la Asociación de Facultades de Medicina de Chile (Asofamech), en principio para los médicos formados en Chile, con el fin de resguardar que todos los médicos que trabajaran en nuestro país tuvieran una formación de calidad similar.
¿Dónde está el problema, entonces, del ahora temido examen? En primer término, en ningún caso se puede acusar de discriminación hacia los médicos extranjeros, ya que la evaluación es similar para los nacionales, otorgándoles las mismas condiciones y posibilidades de desarrollo.
Lo cierto es que la dificultad radica en la formación académica entre los distintos países, la cual es necesario homologar para ejercer como médico en el sistema de salud público chileno.
Para lograr la aprobación del EUNACOM los médicos que actualmente trabajan en atención primaria tuvieron dos años para prepararse, según la Ley Miscelánea aprobada el año 2014, pero no contaron con la autorización de sus empleadores (en su mayoría municipios) para disponer de horas de estudio, participación en congresos, seminarios, cursos y reuniones clínicas en los servicios de salud. Lamentablemente, dada la disímil realidad de las municipalidades a lo largo de nuestro país, la mayoría de los profesionales no ha accedido a esas posibilidades, redundando en los penosos resultados demostrados.
Esta es una razón más para propiciar la desmunicipalización de los consultorios y crear servicios de salud regionales descentralizados que administren la atención primaria, debidamente coordinados con la atención secundaria y terciaria, de modo que estos médicos sean parte de los servicios de salud y tengan posibilidades reales de rotación, capacitación y educación continua.
Finalmente, la aprobación del EUNACOM debiera ser una exigencia para trabajar tanto en el ámbito público como privado, ya que es una garantía explícita de calidad profesional. Y pese a que la disposición legal solo lo establece para el mundo público, ello debiera corregirse en el futuro en beneficio de nuestros usuarios, familias y comunidades.