Dr. Patricio Silva
Decano de la Facultad de Salud de la Universidad Central
Un real sistema de seguridad social es aquel que vela por el cumplimiento de una serie de valores en salud, tales como la seguridad, que permita la continuidad del acceso a la salud hasta la muerte de las personas, y la integridad, que apunta a asumir todos los problemas de salud que presente un usuario en su ciclo de vida.
La crítica situación de la isapre Masvida ha evidenciado no sólo que el sistema de salud privado chileno, dada su configuración, no logra resguardar en su totalidad los valores básicos en materia de salud para sus afiliados, sino también su tremenda fragilidad.
Luego de tres fracasos para intentar vender la aseguradora y la desconfianza del mercado, la Superintendencia de Salud ha decidido la designación de un administrador provisional, que se une al ‘corralito’ transitorio en que se encuentran sus usuarios.
Así las cosas es importante reflexionar, más allá de esta isapre en particular, en relación a las debilidades que tiene el sistema de salud privado chileno y que se hace evidente reformar. En los últimos años han habido diversas comisiones, que incluso se tradujeron en proyectos de ley que no prosperaron, con el objetivo de mejorar el marco regulatorio respecto del alza de los planes y, muy especialmente, en precisar las coberturas mínimas que debería otorgar un potencial Plan de Salud Universal, sin preexistencias y con un compromiso a lo largo de todo el ciclo vital.
La Comisión Asesora Presidencial, constituida en 2014, entregó sus recomendaciones hace más de dos años, las que no se han traducido en iniciativas legales. Esperemos que este caso permita colocar en la agenda la necesidad de priorizar, de verdad, la necesaria reforma al sistema de salud chileno.
Por ahora, se requiere emplear con decisión todas las herramientas que la normativa actual entrega a la Superintendencia de Salud para salvaguardar el derecho de acceso a la salud de los usuarios.