Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico e Investigador (UACh)
“Ama, cuida y mueve a tu cuerpo: es el único lugar que tienes para vivir”.
“No hay nada más desgastante que el sedentarismo, la rutina y la comodidad del fin de semana… eso realmente mata” (Kabral Araujo).
En vista y consideración de todas las repercusiones y efectos negativos que tiene el sedentarismo sobre la salud y el bienestar del ser humano, se hace necesario dedicarle algunas palabras y análisis. Es por ello, que hoy quiero compartir con los lectores algunos aspectos de mis investigaciones, las que he plasmado en mis libros sobre el estrés y el cáncer.
Si bien, originalmente, el sedentarismo hace referencia a una forma de poblamiento de un determinado espacio geográfico, por intermedio del cual, una sociedad se establecía en un lugar determinado, asentándose y permaneciendo durante muchos años en dicho lugar, el concepto ha sido extrapolado a la conducta del ser humano, en cuyo caso, hablamos de “sedentarismo físico”, es decir, se hace equivalente a la carencia y ausencia de actividad y ejercicio corporal en la vida cotidiana de un individuo, situación que pone al organismo humano en una condición de alta vulnerabilidad ante diversos tipos de enfermedades.
Sepa usted, que el ejercicio físico es, entre otras cosas, anti-cancerígeno, anti-oxidante, anti-diabético, anti-obesidad, anti-envejecimiento, anti-demencia senil, anti-depresivo y anti-accidentes cardiovasculares.
Por lo tanto, basados en las miles de investigaciones científicas, se puede aseverar que el ejercicio físico es el mejor aliado que tiene todo individuo para resguardar y cuidar su salud física, mental y espiritual. Cualquier actividad física que hagamos constituye un recurso terapéutico valioso y necesario frente a muchas enfermedades y factores que nos afectan. Además, nos ayuda a mantenernos activos, vitales, felices, sanos y en forma, sin que importe mucho si usted tiene 15, 40 o 65 años de edad.
Las investigadoras españolas Iraima Fernández y Blanca López destacan que aún cuando todos los sistemas del cuerpo humano están implicados en el ejercicio físico, hay tres que son fundamentales y presentan un mayor protagonismo: el sistema cardiovascular (corazón y vasos sanguíneos), el sistema respiratorio (pulmones y vías aéreas) y el sistema músculo-esquelético (huesos, articulaciones y músculos).
Con toda esta evidencia científica, lo recomendable sería comenzar a realizar algún tipo de actividad física. Paso a detallar algunos de sus múltiples beneficios:
- El ejercicio físico evita el aumento de peso, por cuanto, toda actividad física practicada de manera regular consume calorías, previene la obesidad y ayuda a mantener el cuerpo en forma. Representa, asimismo, la clave para tener un peso saludable.
- Se genera un incremento de la movilización y utilización de grasas, lo que conduce, progresivamente, a una disminución de la grasa corporal.
- Previene de manera efectiva las enfermedades cardíacas: quienes realizan actividad física de forma habitual tienen menos probabilidades de padecer enfermedades al corazón, al mismo tiempo que reduce la mortalidad en aquellos pacientes que han sufrido un infarto al miocardio.
- Evita o retrasa la aparición de la hipertensión arterial, y disminuye los índices de la presión arterial de quienes son hipertensos.
- Se genera un aumento de la capacidad aeróbica del organismo y, como consecuencia de ello, un incremento en la función del corazón y un aumento de las cavidades y grosor de las paredes del corazón.
- Se produce una mejora del sistema de fribrinólisis, mecanismo que retrasa la formación de coágulos en los vasos sanguíneos, al mismo tiempo que mejora el transporte de oxígeno, debido al aumento del número de glóbulos rojos.
- Se incrementa la capacidad pulmonar del organismo, generando en forma paralela un aumento de la ventilación máxima y una disminución de la frecuencia respiratoria.
- Produce un incremento del colesterol bueno o HDL, una disminución del colesterol total y, en consecuencia, una disminución de la grasa corporal.
- Evita el desarrollo de la diabetes, al mismo tiempo que ayuda a los diabéticos a controlar los niveles de azúcar presentes en la sangre.
- Fortalece huesos y músculos por mejor llegada de la sangre: la realización de actividad física refuerza los músculos, tendones y ligamentos del cuerpo. Además, ayuda a tener huesos más fuertes aumentando la densidad ósea, condición que hace bajar el riesgo de sufrir fracturas. Retrasa, asimismo, la pérdida de masa ósea, evitando las graves consecuencias de sufrir osteoporosis.
- Mejora el bienestar general del individuo, evitando la ansiedad. La práctica de actividad física es recomendada en aquellos casos en que la persona sufre de depresión. Por otra parte, el acto de practicar algún deporte de manera regular permite controlar el estrés que agobia al sujeto, debido a las descargas de energía que genera la práctica de actividad física.
- Produce un aumento en la secreción de endorfinas, factor que brinda al organismo sensaciones placenteras y ayuda a liberar tensiones. En muchos casos, produce, incluso, un aumento de nuestra autoestima al sentirnos mejor y más seguros de nosotros mismos.
- Entrega un mayor nivel de energía para todo el organismo. Al tener un buen estado físico y realizar actividades deportivas de manera habitual se tiene más energía, lo que disminuye el cansancio diario.
- Aumenta la esperanza de vida: la práctica habitual de ejercicio físico alarga nuestra vida –al reducir los riesgos de contraer enfermedades–, mejorando nuestra calidad de vida.
- Al igual que la práctica del buen humor y la risa, la realización de algún deporte mejora notablemente nuestro sistema inmunológico, elevando las defensas de nuestro cuerpo, haciéndonos inmunes y resistentes a los ataques de muchos hongos, virus, bacterias y diversos tipos de cáncer que atacan diariamente a nuestro organismo.
- Ayuda a regular el sueño: al realizar actividad física mejoramos la calidad del sueño, razón por la cual, al día siguiente nuestra mente está más clara, fresca y enfocada para efectos de desenvolvernos en las actividades diarias.
En función de todo aquello que se ha señalado, la recomendación final, entonces, es una sola: hágase el propósito de practicar algún tipo de actividad física de manera regular, ya que no sólo le hará muy bien a su salud, sino que le puede, incluso, salvar su vida. Si esto último no es un muy buen incentivo para comenzar a realizar actividad física, no sé qué otro factor podría serlo.
Los beneficios que traen como resultado el hacer ejercicios y practicar algún deporte a nuestro organismo y a nuestro ser espiritual, están muy bien identificados y descritos en este artículo.
Las personas que estudian, trabajan o están muy ocupados en sus roles de dueños(as) de casas o de ser papas, muchas veces no se dejan un tiempo para poder ejercitarse, ya que, se sienten cansados y agotados al final del día. Pero deberían proponerse la idea de comenzar de a poco a ejercitarse. La simple acción de salir a caminar con zapatillas cómodas podría ser un buen comienzo, ya que al principio podrían ser caminatas que con el tiempo se pueden convertir en un trote y finalmente se podría llegar a correr.
Si usted es de esas personas que no se motiva a comenzar por sí sola en alguna rutina de ejercicios, tal vez debería considerar la opción de inscribirse en un gimnasio, donde concurren muchas personas y que al verlas ejercitarse usted experimente un “efecto contagio” y se anime y motive a comenzar.
También hay que destacar que si usted ha pasado mucho tiempo -tal vez años- sin hacer una actividad física, debería considerar como primer paso, hacerse un chequeo médico para evaluar cómo está física y cardio-vascularmente hablando, para comenzar. Lo ideal, es comenzar lento, pero seguro. No se trata de matarse el primer día haciendo esfuerzos extremos que lo único que van a lograr es que quede molido y maltratado por varios días como si lo hubiesen apaleado y termine desanimándose por completo. En el tema del ejercitarse, se trata de pasarlo bien para sentirse bien física y emocionalmente, y no que nos quede la sensación de que nos estamos torturando. He dicho.