Frente Amplio: hacia un Nuevo Trato

Publicado por Equipo GV 5 Min de lectura

El Frente Amplio va a Primarias legales con dos candidatos, Beatriz Sánchez y Alberto Mayol, periodista y sociólogo respectivamente. El 2 de julio se realizarán las Primarias y durante junio se vivirá una serie de debates por televisión abierta, lo que dará oportunidad para que se confronten ideas y se logre clarificar posiciones de los distintos bloques y sus candidatos.
 Por Hernán Narbona
@hnarbona

frente_amplioCon los aires frescos de la nueva política, rechazando las etiquetas descalificadoras como “extremistas o populistas” los jóvenes del Frente amplio tendrán espacio para demostrar que son alternativa efectiva para gobernar este país.  Desde la sociedad civil se han planteado urgencias que se sintetizan en previsión social, salud, educación y seguridad. Estas demandas no pueden esperar, pero atenderlas exige ir al fondo del sistema político, recuperando un Estado  que se haga cargo de proteger a la población de manera eficaz. Que no se sigan muriendo chilenos en las listas de espera, que no se evadan impuestos, que se termine la corrupción.

Hasta allí nadie plantea revoluciones totalitarias sino reformas institucionales que permitan realizar gestión público privada sin distorsiones derivadas del cohecho, el tráfico de influencias, la competencia desleal monopólica. Una economía mixta que funcione sin abusos, sin populismo asistencial, promoviendo el trabajo, e emprendimiento y la colaboración. Que esto requiera cambiar los amarres constitucionales al Estado Subsidiario es una derivada que políticamente se debe asumir.

Se trata de alcanzar un nuevo Pacto Social. Un nuevo trato,  más democrático y desconcentrado, colocando límites al mercado, terminando con el capitalismo depredador y salvaje que hemos vivido por 4 décadas. Estas expectativas sociales surgen por encima de las militancias partidarias y reflejan a la sociedad civil, que en su gran mayoría no quiere situaciones extremas y aspira a una democracia real que respete a las personas.

Se trata de establecer consensos mínimos para un nuevo trato. Un Estado que recupere sus atribuciones, que pueda invertir y gestionar, asociarse con privados en un marco de transparencia y fiscalización pública. Un Estado que fiscalice de verdad; un Estado que procura un desarrollo armónico, que no es igual a crecimiento anárquico y en libertinaje que hemos sufrido la mayoría de los chilenos.

Un Estado con integridad, austeridad y honestidad, que tenga un sistema de mérito, sin plantas paralelas a contrata u honorarios, con una efectiva coordinación horizontal, sin feudos ni cuoteos, con una gestión moderna, descentralizada en regiones que tengan facultades de gestión directa de sus proyectos. Si se elimina la camisa de fuerza del Estado Subsidiario, el Estado se podrá hacer responsable de asegurar salud pública, previsión social y educación en un eje público de calidad, sin perjuicio de que existan los seguros, las clínicas, colegios y universidades privadas.

Un sistema judicial que no sea “garantista” con los delincuentes y sí protector con las víctimas; Municipios que tengan control ciudadano con rendiciones de cuentas cada dos años, auditadas por la Contraloría General de la República. Regiones que puedan articular proyectos de inversión extranjera en forma directa, generando alianzas estratégicas, procurando sustentabilidad y racionalidad en la asignación del recurso territorial. Que no sean los poderes fácticos los que deciden, como ahora, los destinos de las comunidades locales, con tráficos de influencias e irrespeto a lo local y regional.

Generar un consenso democrático mínimo, factible, que dé gobernabilidad, requerirá abandonar mesianismos, dogmas, fanatismos ideológicos o intereses personales o de grupos. Es una emergencia cívica crucial, ya que es como caminar por delgado desfiladero en medio de turbulencias y cada paso cuenta, cada gesto, cada compromiso personal, barrial, gremial, sectorial, local, todos son eslabones para poder cruzar sin caer en los riesgos de ingobernabilidad o vacíos de poder que quieran aprovechar poderes amenazantes que pueden estar dentro o fuera de nuestras fronteras.

Es el desafío de la segunda independencia, al cual estamos convocados los chilenos sin exclusión alguna. El gran filtro es recuperar la decencia en la política y sacar fuera la maleza.

Comparte este artículo
Deja un comentario

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *