Pronto bastará con usar un inhalador o ingerir un comprimido, para prevenir infecciones urinarias o las lesiones de colon. Un equipo de investigadores de la Universidad San Sebastián, que lidera la matrona y académica de la Facultad de Medicina, Dra. Erica Castro, desarrolló los prototipos de dos productos derivados de cepas probióticas a base de Lactobacillus spp.
Los probióticos son microorganismos vivos cuya ingesta en cantidades adecuadas y en forma sostenida en el tiempo es beneficiosa para la salud del hospedero. Sin embargo, uno de los puntos críticos para que estas bacterias conserven sus propiedades en el sitio final de acción es que deben estar viables o vivas en el producto final por mínimo dieciocho meses. Esto sin duda, se ha transformado en una barrera de comercialización y de empaquetamiento de estas innovaciones a base de probióticos. De ahí, que este grupo de investigadores generaron productos derivados de cepas de lactobacilos autóctonas, donde habían comprobado propiedades en el aparato genital femenino y en modelos de carcinogénesis de colon.
“Hace unas semanas ingresamos dos patentes. Una es la de un ‘puff’ o inhalador orofaríngeo que se elaboró fundamentalmente para fortalecer la inmunidad del aparato genitourinario, el que podría ser útil para para la prevención o manejo de las infecciones urinarias. La otra invención, corresponde a un comprimido con recubrimiento entérico antitumoral inmunoestimulante para ser usado en la prevención del cáncer de colon y otras lesiones como colitis ulcerosa y enterocolitis”, explica Erica Castro.
El proyecto de investigación cuenta con el apoyo del laboratorio Pasteur, el que tiene la primera opción para empaquetar las tecnologías de estos productos.
La académica agrega que “con nuevos estudios y ensayos, el aerosol desarrollado se puede extender también hacia la protección y manejo de infecciones vaginales, así como de infecciones virales asociadas al virus Papiloma Humano, el VIH y herpes genital. Esta invención también puede proyectarse en personas con diabetes, de tal forma de hacer menos recurrente los cuadros de infecciones por hongos y urinarias, así como en la prevención de infecciones urinarias en las personas hospitalizadas”, señala Castro.
Respecto a la gragea, la investigadora explica que “se desarrolló este modelo de prevención del cáncer de colón, debido a la cada vez mayor incidencia que tiene esta enfermedad en la población joven y al incremento que ha tenido en la población chilena, donde los fallecimientos por esta causa se han duplicado en el período 2000 – 2014. De esta forma este compuesto podría servir de apoyo en las políticas públicas para detener el crecimiento de tumores de este cáncer o de otros que deben ser investigados y dar una mejor calidad de vida a las personas que lo padecen”.
La tecnología empleada para el desarrollo de estos derivados de bacterias benéficas, generaron un impacto positivo en la presentación de resultados en la comunidad académica y de empresas asociadas en la elaboración de productos probióticos en la convención Probiota 2017, desarrollada en Berlín en febrero pasado.
Bacterias que juegan a favor
“La microbiota intestinal puede explicar más de lo que se cree”, sostiene la académica de la Facultad de Medicina de la USS.
“El 99% de nuestro cuerpo está constituido por microorganismos y en realidad existen más bacterias que células. La microbiota más conocida es la intestinal, pero también existe la oral, la del tracto genitourinario e incluso la leche materna y la piel se consideran como tales”, explica la docente. Es más, tan importante es el genoma bacteriano que aportan las bacterias de estas comunidades en nuestra fisiología o desregulación, que hoy se habla de los microbiomas.
Si estamos ‘colonizados’, el desafío es cómo modificar estas comunidades microbianas, para darle un equilibrio fisiológico a nuestro organismo.
La matrona puntualiza que “en el caso de la microbiota intestinal, es tal el vínculo que ésta tiene con el resto del organismo, que se pueden encontrar respuestas para enfermedades degenerativas, cambios de humor, enfermedades crónicas e incluso perinatales. “Si utilizamos bacterias consideradas benignas, podemos cambiar el impacto de estas patologías”.
Usualmente, los probióticos son asociados a productos lácteos y su consumo está de moda a través de los alimentos funcionales o de biofármacos. No obstante, no es tarea fácil llegar a convertirlos en productos estables en la estantería, científicamente con efecto comprobado e introducirlos en el organismo con fines benéficos. Castro indica que “las bacterias acido-lácticas constituyen un grupo más bien reducido y ahora es posible trabajar con varios microorganismos e incluso derivados de estas bacterias en forma específica”. Esta nueva tecnología desarrollada, sin duda debiera impactar en los costos asociados a la biotecnología del desarrollo de probióticos, la cual es cara.
¿Para qué sirven los Probióticos?
- Restauran la microbiota (comunidades de microorganismos que viven en el intestino, vía oral o tracto genitourinario)
- Logran inhibir toxinas bacterianas, evitando infecciones.
- Producen sustancias que actúan como antibacterianos y contra otros microorganismos.
- Pueden ser utilizados no sólo en el sistema digestivo, sino también en el respiratorio y urinario.
- Su uso combinado con antibióticos permite erradicar o manejar infecciones por Helicobacter pylori, vinculada a las úlceras y el cáncer gástrico.
- Sirven para tratar cólicos en los lactantes, diarreas agudas y estreñimiento.
- Se está estudiando sus potenciales efectos contra las alergias, la diabetes gestacional y la obesidad.