Por Erica Castro
Académica Facultad de Medicina U. San Sebastián sede Santiago
La pubertad es una etapa fundamental en el desarrollo humano, donde se determinan cambios físicos, psicológicos y conductuales críticos. Su edad de inicio presenta muchas variaciones de una población a otra, observándose que en las áreas tropicales, la madurez sexual de las mujeres acontece dos años más tarde que en las regiones templadas. Por otra parte, desde mediado del Siglo XIX a la fecha, la edad de la menarquia ha descendido tres a cuatro años en el contexto mundial.
En Chile, varios estudios también sugieren que el inicio puberal se ha adelantado tanto en niños como en niñas, presentándose la menarquía o primera menstruación en las niñas a los 12 años promedio.
El momento de la pubertad es principalmente impulsado por factores genéticos y es así que en algunos casos se presenta el cuadro de pubertad precoz, la que se caracteriza por la activación temprana del eje pituitario-gonadal que conduce a una mayor tasa de crecimiento y al desarrollo de las características sexuales secundarias. En la niña se define como la aparición del botón mamario antes de los 8 años y en el varón el aumento del volumen testicular antes de los 9 años.
Si bien, varias mutaciones en los genes asociados a la pubertad han sido identificados en casos un inicio precoz, la nutrición y los factores ambientales también influyen en este adelanto del desarrollo puberal. La pubertad temprana se ha relacionado con la obesidad infantil, y aunque casi todos los estudios informan de esta asociación para las niñas, los resultados son contradictorios para los niños. Hay informes que muestran una relación positiva entre la obesidad y la pubertad temprana en ellos, mientras que otros muestran una relación negativa o una falta de relación.
En las niñas, el exceso de adiposidad puede ser uno de las causas más importantes de alteraciones en la pubertad, tales como el momento de su inicio y la edad de la menarquia. De hecho, hay cada vez más estudios que informan esta correlación entre el aumento del índice de masa corporal (IMC) y la maduración sexual temprana. Por otra parte, el aumento de la masa corporal se asocia con trastornos menstruales, tanto por exceso como por déficit, motivo frecuente de consulta en las adolescentes hoy.
El dramático aumento de la prevalencia del sobrepeso y obesidad en la infancia es un factor de riesgo conocido para el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares y de cánceres del área reproductiva como el de mama y endometrio. Pero, no debemos olvidar que la obesidad interrumpe el perfil hormonal que afecta las funciones reproductivas, incluida la pubertad. De ahí que dada la fuerte asociación entre la obesidad infantil y la pubertad temprana en las niñas, las lactantes que presentan alterado de IMC deben ser monitoreadas para el desarrollo puberal en forma exhaustiva, además de realizar chequeos regulares y proporcionar asesoramiento nutricional. Así, las niñas con el diagnóstico de pubertad precoz, su red familiar de apoyo debe enfatizar la conservación de un peso corporal adecuado, más si se ha iniciado un tratamiento farmacológico para su manejo.
La evidencia muestra que las mutaciones o alteraciones de los genes asociados a la pubertad precoz afectarían a menos de 2% de las personas. De ahí que es fundamental acompañar, asistir, asesorar, empoderar y educar en aspectos de la prevención y manejo de la obesidad para evitar el incremento de esta patología en la población infantojuvenil.