Por Dr. Rodrigo España
Director Escuela de Ciencia Política, U. Central
En las últimas semanas, hemos sido testigos de una de las crisis más significativas del partido Demócrata Cristiano desde la recuperación de la democracia. Durante los noventa, la DC fue la principal tienda en términos de representación, tanto al interior de la Concertación como del Congreso Nacional, con 38 diputados y 13 senadores. Asimismo, en cuanto a los gobiernos locales, en los comicios de 1993 que eligió a 334 alcaldes, 156 eran militantes de este partido. Así, la DC se consolidó como el principal partido del sistema político chileno.
Sin embargo, esta hegemonía se fue diluyendo con el trascurso de los años, como lo evidencian los resultados de las últimas elecciones parlamentarias (2013) y locales (2017), donde la DC bajo su representación a 21 diputados, 7 senadores y 43 alcaldes.
Hay que notar que, es en este contexto de continua baja en la cantidad de cargos de elección popular, que la DC tomó la decisión de no participar en una elección primaria al interior de la Nueva Mayoría y, por tanto, llevar un candidato de sus filas a la primera vuelta presidencial. Ello implicó además, de facto, un quiebre de esta coalición de centro-izquierda.
Esta decisión se justificó argumentando la necesidad de recuperar los valores e identidad del partido, llamar la atención sobre la izquierdización de la NM y, ahora último, con el caso Rincón, ser un referente ético dentro del sistema político chileno. El único problema es que esta decisión, hasta el momento, está significando que tenga que presentarse en una lista parlamentaria diferente a la de la NM, con aliados muy distantes ideológicamente (como la Izquierda Ciudadana y el Movimiento Amplio Social) y con una alta probabilidad que baje, aun mas, la cantidad de diputados y senadores DC en el próximo Congreso Nacional.
En estos próximos días, la DC deberá decir cuál es la mejor alternativa para mantener su relevancia como partido. El más optimista y menos realista escenario es que la senadora Goic se mantenga en la carrera presidencial y logre pasar a segunda vuelta. Además, que la lista parlamentaria le permita mantener o incluso superar su nivel de representación en el Congreso. Lo anterior supone que la candidata debiera, en las próximas semanas, dispararse en las encuestas, evidenciando un punto de inflexión en los acontecimientos de la última quincena. Sin embargo, según las encuestas, la votación histórica de la DC y frente al número de candidatos presidenciales, este escenario es casi imposible.
Otra posibilidad es que la candidata de la DC se mantenga en competencia hasta la primera vuelta y llegue en una digna tercera posición, con una votación que supere el 15%, lo que le permitiría negociar modificaciones al programa de gobierno y una eventual incorporación de la DC en una futura administración de Guillier. Esto supone, también, mantener niveles similares de representación en el Parlamento, como los que tiene actualmente.
Un tercer escenario es que Goic llegue cuarta o quinta en la carrera presidencial, con una votación inferior al 10% o incluso peor, que se decida bajar su candidatura después del 21 agosto, una vez cerrada la lista parlamentaria de la NM, sin ninguna posibilidad de negociar cupos para la DC en dicha lista.
Y la última posibilidad, y también una muy difícil de concretar, es que se decida en los próximos días, bajar la candidatura de Goic en favor de Guillier a cambio de la integración de la DC en la lista de la NM, asegurando con ello un nivel de representación relevante para este partido, proyectar la coalición de centro-izquierda, aumentar la posibilidad de ganarle a la derecha en la elección presidencial y terminar de buena manera el gobierno de Bachelet. Como verán, no todos los caminos llevan a Roma.