Depresión, ansiedad, trastornos del ánimo como la bipolaridad, además del consumo de alcohol y drogas, son los problemas de salud mental con mayor prevalencia en Chile. El Ministerio de Salud lanzó el tercer Plan Nacional de Salud Mental para el período 2017-2025 con el fin de profundizar el tratamiento de estas patologías, con un enfoque comunitario.
Un 17,2% de la población en Chile padece de depresión, afectando mayoritariamente a las mujeres (25,7%), según la Encuesta Nacional de Salud 2009- 2010. Se trata de una enfermedad que representa el 26% en las licencias médicas que se otorgan anualmente.
Pero esta es solo uno de los problemas de salud mental, también está el trastorno bipolar, la ansiedad, la esquizofrenia, la adicción a drogas y alcohol, entre otros. Actualmente el 2% del presupuesto en salud se gasta en estas enfermedades y hace pocos días el Ministerio de Salud anunció el Plan de Salud Mental.
Claudia Moya, académica de la Facultad de Enfermería de la U. San Sebastián, asegura que en las últimas décadas se ha avanzado en esta materia, “porque antes, las patologías de salud mental se atendían sólo en los grandes hospitales psiquiátricos y ahora se pueden abordar estas enfermedades en la atención primaria CESFAM, a través de los Centros de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) y los Centros de Salud Mental (COSAM) y estos dispositivos están dentro de cada comuna”.
La docente de la USS indica que “los pacientes ya no están en asilos o lugares recluidos, sino que insertos en la comunidad, en hogares protegidos o residencias diurnas, lo que implica una mayor inclusión social”.
En el caso de este nuevo Plan Nacional de Salud Mental, Moya precisa que es valorable que su construcción se haya realizado durante dos años y con consultas no sólo a los especialistas, sino también a las universidades, las agrupaciones de padres, usuarios de la salud y la comunidad en general.
En ese sentido, afirma que hay “un componente comunitario vivo, pero lo que falta es avanzar más en la promoción y prevención de la salud mental, así como en la rehabilitación”.
Rehabilitación
Desde esa perspectiva, la enfermera de la USS explica que con “las guías Auge de depresión, bipolaridad, esquizofrenia y alcohol y drogas que salieron en estos años, la gente tiene una canasta de tratamientos y medicamentos en los servicios especializados y en la atención primaria”. No obstante, puntualiza que “las personas después de que están hospitalizadas y cuentan con sus tratamientos farmacológicos y psicoterapias, necesitan volver a insertarse a sus trabajos o estudios. Para eso existen los hospitales diurnos que antes no había, pero no son suficientes para completar el proceso de rehabilitación”.
La enfermera resalta que estos dispositivos intermedios cuentan con profesionales de distintas áreas, principalmente “psicólogos, psiquiatras, terapeutas ocupacionales y asistentes sociales, quienes trabajan con los pacientes para que puedan reentrenarse después de sus tratamientos y así adaptarse mejor a su familia, vida social y laboral, algo que perdió con su enfermedad mental”.
Moya reconoce además que hay otras deudas pendientes que están relacionadas con el financiamiento y la promoción de salud mental hacia la población sana, para ayudar a que ellos no tengan estas patologías y eso implica realizar un despliegue en el mundo laboral y los establecimientos educacionales.