Por Fernanda Orrego, psicóloga y académica Facultad de Psicología U. San Sebastián
El outplacement o desvinculación asistida es una tendencia que nació en Estados Unidos y que cada vez ha cobrado más fuerza en Chile.
Nace como una respuesta de las empresas al proceso de desvinculación de altos mandos, como una estrategia para hacer mostrar el compromiso con la trayectoria y aporte que la persona tuvo por medio de un apoyo en el proceso de reinserción laboral de dichas personas.
Hasta hace poco las empresas sólo lo ofrecerían a altos mandos ya que es un servicio de recursos humanos con un costo considerable (entendiendo que el participante en el servicio ya no es parte de la fuerza productiva). En este momento el ouplacement no sólo se utiliza como proceso de desvinculación asistida, sino también se ha abierto como un servicio que cada persona puede tomar, ya no sólo frente a una desvinculación sino como una iniciativa personal para apoyar la reinserción laboral o buscando redirigir su carrera profesional.
El hecho que cada vez más personas, especialmente los jóvenes, estén solicitando el servicio se relaciona con la manera en que se desarrolla actualmente la carrera profesional, la cual ya no es dentro de una misma empresa, sino que generando crecimientos horizontales o diagonales, es decir de una empresa a otra.
Por lo general los objetivos del proceso de outplacement se relacionan con la el reconocimiento de competencias que puedan ser valoradas por el mercado laboral, la identificación de aspectos a mejorar, la valoración del trabajo en torno a las redes de recomendación y al desarrollo de habilidades para enfrentar situaciones de evaluación, como por ejemplo entrevistas. Todo esto para poder lograr una visión realista del perfil laboral propio y de esa manera gestionar su propia carrera profesional. Suena como una fórmula probada, no obstante el servicio ofrecido y el acompañamiento recibido, el éxito de dicho proceso no depende por completo de la competencia del consultor, depende importantemente de la disposición de la persona que lo experimenta.
Es por esto que la disposición a enfrentarse a sí mismo desde la mirada crítica (tanto de lo positivo como de los aspectos a mejorar) es central para poder gestionar el proceso de reinserción. Esta experiencia de análisis es una experiencia que para muchos es difícil, a veces porque todavía se están enfrentando al impacto de la desvinculación y/o porque para muchos es la primera vez que han debido enfrentarse a la idea de gestionar su carrera profesional. En ocasiones revisar el perfil laboral y las posibilidades realistas de reinserción implican enfrentarse a hacer cambios, tanto de la manera en que se enfrentan situaciones, como de la renta que podrá percibir, como de la manera en que se posiciona. La identificación de aspectos a mejorar permite que se desarrollen estrategias para ello y la identificación de fortalezas puede marcar los factores diferenciadores. En ocasiones además del proceso de outplacement es necesario complementar el trabajo con sesiones de coaching o incluso de capacitación en temáticas específicas.
El manejo de las propias expectativas y la posibilidad de mirarse a sí mismo realistamente es uno de los principales factores de éxito en tanto esto permite que la persona se enfoque realmente en sus factores diferenciadores y se posicione de mejor manera para las vacantes que se relacionan con su perfil.
Finalmente, el proceso de outplacement genera un contexto de trabajo respecto al desarrollo de carrera y/o la reinserción laboral, pero no asegura que el objetivo se cumpla ya que requiere un alto nivel de compromiso y trabajo por parte del usuario.