Por Guillermo Fuentes
Director Escuela de Contabilidad y Auditoría, U.Central
Otra vez se instala el triángulo del fraude corporativo en Carabineros.
Cuando el Contralor General de la República señala que el Departamento de Bienestar de la institución no tiene contabilidad, que se destruyeron documentos de respaldo, queda la sensación de que estamos ante una institución absolutamente descontrolada, sin compromiso alguno por contar con una herramienta tan importante como es, precisamente, la contabilidad en el apoyo de la gestión de cualquier área y regalando el mejor hábitat para el actuar de defraudadores.
La falta de control, débiles procedimientos y procesos, falta de separación entre la custodia de activos y la contabilidad de los mismos, auditorias poco frecuentes o nulas, son debilidades comunes que originan cualquier fraude y esta no ha sido la excepción.
Pero lo sorprendente es que los mandados a controlar, no lo hicieran, favoreciendo la malversación de recursos, la manipulación, falsificación o alteración de registros o documentos, o la omisión de los efectos de transacciones.
Es claro y evidente que las evaluaciones y seguimiento de procesos, de control interno, deben ser permanentes, así como la incorporación de alertas tempranas en puntos críticos del proceso para evitar actos de corrupción.
Hoy, más que nunca, Carabineros requiere de una reingeniería absoluta, de profesionalizar la institución e incorporar la auditoría forense que se ha transformado en una práctica crucial para detectar y anticiparse a la corrupción y el fraude. Es bueno considerarlo…en beneficio del orden y la Patria.