Por Dra. Nelly Baeza
Directora del Centro de Salud Pública U. Central
La activación del “Código Azul”, plan que busca atender a personas en situación de calle, reveló la vuelta de las temperaturas bajo cero a la zona central.
Las bajas temperaturas, junto con la demanda de mayor abrigo y calefacción, producen el aumento de una serie de indicadores de salud, como presión arterial, concentración de lípidos, demanda de oxígeno y agregación plaquetaria, entre otros mecanismos fisiopatogénicos, que llevan a que se produzcan las enfermedades invernales. De este modo, en esta época prevalecen infecciones respiratorias como neumonías o gripe y enfermedades cardiovasculares, como infarto agudo al miocardio, accidentes cerebrovasculares y crisis hipertensivas.
Por ello es sumamente importante tomar medidas preventivas, tanto en el hogar, como en cuanto a abrigo y alimentación personal. En primer lugar, es necesario revisar las condiciones de la vivienda: sellar ventanas, verificar el estado del techo para evitar posibles goteras y ventilar los espacios diariamente. En cuanto a la vestimenta, lo recomendable es el uso de ropa térmica con ventilación, como el polar, lana y el relleno de plumas. Además, las oscilaciones térmicas durante el día obligan a vestirse por capas para mantener una temperatura adecuada. También hay que hidratarse adecuadamente con bebidas calientes como té, mate, o infusiones de hierbas, que colaboran asimismo a mantener la temperatura.
Los grupos de riesgo, como niños, ancianos y personas con necesidades especiales, deben evitar los cambios bruscos de temperatura, pero tampoco sobre abrigar. Sería ideal que en invierno los escolares entraran más tarde al colegio y se durmieran temprano para evitar el contacto con el frío.