¿Estamos gobernados por una cáfila de corruptos, bolicheros, timadores y cínicos? ¿O de verdad, con el corazón en la mano y sentados frente al polígrafo, estas autoridades nuestras creen que realmente están trabajando para el país?
Por Arturo Alejandro Muñoz
Columnista Granvalparaiso.cl
Los muchachos que moran en la Moneda parecen estar cortados por la misma tijera, especialmente quien funge de jefe, don Tatán, ya que tanto él como sus ministros y subsecretarios siguen el rumbo de (des)‘honestidad política’ que es la vía tradicional de la mayoria de los candidatos al parlamento, quienes dicen lo que no piensan, hacen lo que no dicen, y piensan lo que callan.
De ese modo resulta una lotería (o una “ruleta rusa”) sufragar por ellos, pues anuncian determinados objetivos a conseguir, pero en el camino, usando medios que siempre son más que discutibles, tuercen la ruta y dirigen sus pasos a la obtención de metas que nunca fueron propuestas al elector. Los chicuelos del gobierno son idénticos a ellos… y tal vez peores, pues ejercen el poder directo sin intermediarios.
Hay asuntos que difícilmente podrán ser aceptados como válidos en cuanto a honestidad política e interés verdadero por el desarrollo del país en general , ya que a pesar de la tocata de bombos y platillos con que acostumbra acompañar la Moneda muchas de sus tareas, es cuestión innegable que al respetable público siempre le queda la sensación de estar siendo embaucado para que calle y obedezca… y ojalá, que aplauda, cuestión que también ocurre, puesto que nunca faltan ciudadanos que viven atrapados por el condicionamiento clásico que Iván Pavlov llamó ‘ley del reflejo condicional’ (o reflejo condicionado).
A este respecto, amigo lector, permítame recordarle lo acontecido con el Estatuto Laboral Juvenil (para jóvenes cuyas edades fluctúen entre 18 y 28 años) propuesto por el actual gobierno. Uno lee y relee el proyecto evacuado desde la presidencia de la república y no puede dejar de asombrarse, negativamente por cierto, con la frescura de cutis del mandatario y de su ministro del ramo cuando afirman que es en beneficio real de los jóvenes, particularmente de aquellos que están estudiando. ¿Beneficio es, por ejemplo, no tener seguro el descanso dominical que la ley establece dos veces al mes? ¿Es ‘beneficioso’ para la muchachada que va a hacer uso de ese estatuto disponer de horarios flexibles a cambio de no contar con indemnizaciones por años de servicio, ni horas extras, ni vacaciones remuneradas, ni fuero maternal, ni fuero sindical?
Con un rostro pétreo que espanta, Nicolás Monckeberg, ministro del trabajo, salió al paso de las críticas replicando que el empresariado no se aprovechará del estatuto juvenil y privilegiará lo que sea más beneficioso para los jóvenes, aludiendo tal vez al contrato establecido en el actual Código del Trabajo. ¿Entonces, para qué imponer ese estatuto? Lo siento, señor Monckeberg, pero usted no es creíble. Imposible resulta olvidar que muchos de esos empresarios que cuentan con su ardorosa defensa, son los que pagan coimas a corruptos parlamentarios, los que contaminan las napas de aguas subterráneas, los que se coluden para manejar precios de los artículos a voluntad, los que eluden el pago de impuestos, etc., etc.
Respecto de este controvertido ‘estatuto’, es bueno recurrir a una voz autorizada, como la del abogado y profesor de derecho laboral de la Universidad de Chile, José Luis Ugarte, quien dijo: “si se aprueba este estatuto estaremos retrocediendo a finales del siglo diecinueve en lo referido a derechos laborales”. Y luego agregó: “Es la primera vez que en tiempos de democracia se usurpan derechos laborales”.
Todo ello, en cuanto a legislar en beneficio para la juventud que estudia y trabaja, es sólo uno más de los casos que cualquier persona, libre de las ataduras del fanatismo político, puede analizar para finalmente calificarlo como negativo y precario para quienes el gobierno dice ayudar.
¿Hay más? Claro que sí. La Comisión Mixta que se creó en el Congreso Nacional para estructurar una legislación contra el cohecho y contra la falta de probidad, terminó en escándalo público, aunque algunos de quienes participaron en la discusión hacen piruetas a objeto de defender lo que para todo ciudadano honrado y trabajador es simplemente indefendible.
En este tema (que ha sido caudal de críticas por la escandalera de corrupciones y coimas en los casos PENTA, CORPESCA y SQM), la mayoría de la mentada Comisión votó en contra de dos indicaciones que eran claves en la ley misma. Votaron en contra de sancionar el cohecho (de políticos, autoridades, funcionarios públicos, empresarios, etc.) con sólo demostrar existencia de la prueba del cohecho mismo, y votaron también en contra de inhabilitar para siempre -en cuanto a ocupar cargos públicos- a quienes fuesen condenados judicialmente por haber recibido o efectuado cohecho. ¡¡Y puedo asegurar sin lugar a error que ellos jurarán ante la Biblia que lo hacen en beneficio del país y de la transparencia!!
Podríamos llenar algunas páginas con los actos cometidos “en pro de la honestidad nacional” por nuestras dizque autoridades, pero tal vez con lo comentado baste para entender la inmensa duda que carcome el alma de la política chilena. ¿No lo cree aún? Entonces, pase y siga leyendo.
¿Sabía usted que el actual gobierno derechista que encabeza el especulador financiero apellidado Piñera comenzó a concesionar las bellezas naturales del país? Ya dio el primer paso concesionando el lugar que cocemos con el nombre de “Las Siete Tazas”, ubicado en las alturas pre cordilleranas de la provincia de Curicó. Este parque nacional emplazado en la región del Maule (Las Siete Tazas, Parque Inglés, El Bolsón) ya pasó a manos privadas a través de una concesión que durará 25 años. No es el único, también estará en manos privadas (concesión a 10 años) el lugar llamado Radal. El ministro de Bienes Nacionales Felipe Ward señaló: “Nosotros (el gobierno) queremos poner en valor estos territorios que son una maravilla, es por eso que estamos firmando dos concesiones en favor de la corporación de turismo de Molina (compuesta por capitales e intereses privados) y en favor de una empresa particular”. Afirmó también el ministro que “esta adjudicación permitirá replicar este modelo de concesión en otros sectores de la región y del país”.
Definitivamente, los sectores derechistas detestan el Estado; sólo lo aceptan en la medida que este les saque de apuros cuando los negocios se van al suelo. Que a esa misma derecha tampoco parece agradarle la democracia si esta comienza a abrir puertas a cierta justicia social, parece haber quedado demostrado con la intervención de Daniel Jadue, alcalde de Recoleta, en el programa de TVN “El Informante”: <<A la derecha no le gusta que haya más democracia, prefiere resolver los problemas con golpes de Estado porque así construyen una unidad nacional distinta matando a quienes piensan distinto. Creo que ahora está surgiendo una derecha que es capaz de reconocer sus errores, pero hay una parte de la derecha bien importante en Chile que sigue siendo igual de pinochetista y que haría un golpe mañana si pudiera”>>
Grave y dura acusación que, sin embargo, la derecha no ha desmentido ni protestado. ¿Reconoce entonces que esa aseveración del alcalde recoletano es cierta? Peligroso, sin duda.
Hace algunos días Sebastián Piñera había instruido a sus ministros y subsecretarios no ingresar a reuniones de gabinete portando celulares, pues así se evitarían las “filtraciones” de lo conversado en tales sesiones. Ello dejó entrever –con más claridad que penumbra- una probable calidad delictual de sus ‘asesores ministeriales’. ¿El Presidente no confía en su propia gente? Cuando un gobernante cae en estas paranoias comienza a preocuparse de cosas no relevantes, a encerrarse y desconfiar. Este tipo de cosas, de ser ciertas, no auguran nada bueno.
Al terminar esta nota, parece oportuno señalar que la pregunta que debemos hacernos, de una buena vez, es otra. ¿Estamos gobernados entonces por una cáfila de corruptos, bolicheros, timadores y cínicos? ¿O de verdad, con el corazón en la mano y sentados frente al polígrafo, estas autoridades nuestras creen que realmente están trabajando para el país? ¿Eso dicen? Hum… no sé qué piensa usted, amigo lector, pero al menos yo, parafraseando a Condorito, también exijo una explicación.