Por Rodrigo Larraín
Académico de la Facultad de Ciencias Sociales, U.Central
Los juegos de palabras en la televisión han sido tan exitosos que el programa en que se realizan ha aumentado el número de días con transmisiones. ¿Pero a qué se puede deber tanta afición por esta clase de juegos?
En Chile se creó juegos para entretener a escolares en casa en época de vacaciones. El ahorcado aún se juega en las escuelas, lo mismo que el bachillerato. En realidad ambos juegos son adaptaciones de los juegos que había en la Inglaterra vitoriana, desde mediados del siglo XIX, no de fines de ese siglo, como algunos sostienen. Se trata de poner en papel juegos de palabras que se cantaban cuando las familias practicaban con sus hijos en las salidas o picnics durante la primavera; son estrofas que plantean un dilema que canta un adulto –padre, madre o hermano mayor- y que los demás responden tratando de hacer una rima, puede responder incluso uno sólo.
Son adivinaciones melódicas, cuya gracia es conocer el significado de palabras no muy comunes. En invierno se hace en papel, aquí hay destreza, adivinación y conocimiento y no hay melodía alguna. El bachillerato es una simplificación del ahorcado y quizás tenga algo de memoria para recordar palabras con ciertas letras. Pero el ahorcado es la fuente ya que incluso hubo juegos tipo flipper para jugarlo, también se da juegos de video con este motivo.
También estuvo el juego de los puntitos, que era una mezcla de habilidades e ingenio, además que no sólo se jugaba en invierno ya que también se jugaba en el suelo o en una carpeta al aire libre como lo hacían los scouts católicos que venían de Francia o Bélgica, lo llamaban pipopipettes.
La “sopa de letras” es un juego español de la década de los sesenta, son cuadrículas en donde se descubren palabras que están ocultas entre todas las demás, como se sabe, se descubren las palabras en sentido horizontal, vertical, diagonal e incluso al revés, de los sentidos mencionados antes. Fue el rival de los puzles cuyo origen es de fines del siglo XVIII. Los países fríos han inventado distintos juegos –o entretenciones– de salón donde están estos juegos y también los rompecabezas.
El auge se debe a que en Europa y Estados Unidos se estaba desarrollando una clase media sólida, con más ingresos y que tenía tiempo para divertirse, por eso también se llaman pasatiempos. Esa clase aprecia mucho el estudio y cree que estas actividades fomentan la inteligencia, los hábitos lectores, la memoria y el conocimiento en general. Lo mismo puede decirse del boom del ajedrez en esos tiempos. Hoy están en la categoría de juegos tradicionales y su futuro está en que puedan derivar a videojuegos, haciendo las adaptaciones a esta época. Hoy son actividades melancólicas, propias del invierno de los mayores o de las playas cuando se capeaba el calor del litoral, con naipes para los mayores y pasatiempos para los hijos.
Pero pueden significar otra cosa. Un rechazo de la mayoría con cultura del esfuerzo y el trabajo, de la honestidad y de un modo de vivir que se opone al flaitismo cultural, legitimador de disvalores y algo delincuencial. Podría ser el mudo reproche al la cultura lumpen.