Por Alejandro Peña
Académico Escuela de Psicología, U.Central
Cada año, al comienzo de mis clases de primer año de Psicología, debo enfrentar a mis estudiantes y fundamentar ¿Por qué la biología es importante para un profesional de la psicología? No cabe duda que existen sólidos fundamentos al respecto.
Según Humberto Maturana (1990), “la psicología, es parte de la biología, en la medida que los fenómenos que estudia, se dan en el vivir de los seres vivos, pero tiene un dominio propio. Este dominio, es el estudio de la conducta como la dinámica de las relaciones e interacciones de los animales entre sí y con su medio en el cual cada animal opera como una totalidad”. En su discurso menciona algunas de las ramas de la biología y describe, desde sus fundamentos y ámbitos de estudio, la contribución que hace a la comprensión del comportamiento.
Al respecto, la literatura es muy extensa y entrega otros fundamentos. Por ejemplo, la biología celular establece que somos individuos formados una unidad llamada célula y la comprensión de su funcionamiento nos puede explicar muchas de las manifestaciones conductuales (interacciones neuronales).
También, la biología molecular reconoce un conjunto de moléculas asociada a la manifestación de la conducta, tales como: neurotransmisores asociados al sueño y la expresión de emociones (adrenalina, dopamina, endorfinas etc.), entre otras.
Paralelamente, la fisiología establece una relación entre la actividad fisiológica – actividad muscular, presión arterial, dilatación de pupila, otras- y los procesos psicológicos, frente a determinados comportamientos. Se suman la genética y la evolución que nos permiten comprender las modificaciones y capacidades de adaptación de la conducta como un proceso de cambio continuo en las especies, las que nos dan una base comparativa con nuestro comportamiento.
Por último, es relevante la neurociencia cognitiva, que tiene como propósito estudiar las bases neuronales de la cognición, lo que incluye todos los procesos denominados ‘Intelectuales Superiores’ (memoria, atención, pensamiento, etc).
Este resumen de los aportes que la biología hace a la psicología, junto a otras ramas (ecología, etología, genética molecular) nos permite una certera aproximación a la comprensión de la persona individual como también en lo social.
También debemos considerar que el comportamiento, incluye en su más amplia acepción, acciones que pueden ser observadas directamente, tales como procesos fisiológicos (alteraciones de la presión arterial, úlceras) así como otros procesos mentales, que serían, entre otros, percepción, memoria y atención.
Por tanto, indudablemente existe una relación de bidireccionalidad entre ambas disciplinas y que hoy, con los avances en las ciencias biológicas, esta relación biología y psicología se hace cada vez más intensa porque permite a los psicólogos comprender conductas, comportamientos y relaciones para desde ahí elaborar técnicas de intervención, análisis o terapéuticas para promover la salud mental en las personas.