Por Ariel Rosales, Trabajador Social y académico, U. San Sebastián
Según el Informe sobre la Pobreza en América Latina CEPAL 2018, en Chile ésta se ha reducido a 10,7%. Para muchos, la cifra hace pensar que “lo hecho para disminuirla funciona”, sin embargo, la realidad mostrada por la medida multidimensional aplicada recientemente, indica que un 20,7% de la población presenta algún tipo de privación, ya sea en salud, educación, vivienda, trabajo y seguridad social, y entorno o cohesión social.
Esta alegre sensación se relaciona con el positivo efecto que las políticas antipobreza han tenido, particularmente la emergencia de programas sociales especializados, la aplicación de políticas de transferencias condicionadas y fuertes inversiones en el sector salud y educación.
Este modo de entender la pobreza ha estado fuertemente influenciada, también, por una relación simplista y lineal entre la “insuficiencia de ingresos y la escasez de oportunidades”.
Hoy en día, entender la pobreza de un modo específicamente monetario es ya insuficiente y por ello se ha optado por una medida multidimensional que agrega valor a la medición y que presta utilidad para la distribución y focalización de bienes y servicios sociales.
Ahora bien, no obstante los avances en la medición de la pobreza y a pesar de la reducción de sus índices por ingresos y la necesidad de una medida multidimensional, aún existe un núcleo duro que constituye un dilema para las formas de medición e intervención en Chile.
En este contexto, resolver los problemas de identificación y agregación de la multidimensionalidad de la pobreza requiere definir sus dimensiones, así como la especificación de los umbrales mínimos de su delimitación a través de un debate público inclusivo, antes que únicamente en el plano teórico o por parte de tecnócratas.
Esto invita, por ende, a la elaboración de un modelo de medición cuya fuente incorpore no solo los avances teórico-metodológicos ni únicamente las discusiones técnico-políticas, sino también los discursos, disposiciones y prácticas de los agentes que intervienen y ven de cerca a la pobreza, así como aquellos que la viven.