Cáncer de mama, vitaminas y micronutrientes

Publicado por Equipo GV 4 Min de lectura

Dra. Érica Castro, matrona e investigadora U. San Sebastián

 

Erica CastroEl cáncer de mama tiene una incidencia mundial anual de más de 2 millones de casos por año, una de las cifras más altas de muertes relacionadas en mujeres.

 

La alta incidencia y las limitaciones de las estrategias terapéuticas (resistencia al tratamiento con medicamentos, efectos secundarios significativos y el costo), subrayan la importancia de seguir estrategias de prevención que carezcan de efectos adversos significativos.

 

En este contexto, se ha encontrado que numerosos componentes dietéticos y vitaminas inhiben los eventos moleculares y las vías de señalización asociadas con varias etapas del desarrollo del cáncer de mama y, por lo tanto, podrían representar estrategias potenciales en la quimioprevención de este cáncer. Se ha encontrado que numerosos componentes dietéticos y vitaminas inhiben los eventos moleculares y las vías de señalización asociadas con varias etapas del desarrollo de este tipo de patología.

 

Existen pruebas suficientes en estudios in vitro, en animales y en estudios epidemiológicos en humanos que ciertas vitaminas, como la vitamina D3, el folato, la vitamina B6 y el betacaroteno, así como los micronutrientes de la dieta, como la curcumina y los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, muestran una actividad antitumoral contra el cáncer de mama y tienen el potencial de ofrecer una estrategia natural para su quimioprevención y reducir el riesgo de recurrencia del cáncer de mama. Por lo tanto, un suplemento que contenga estos micronutrientes, utilizando la forma y la dosis más seguras, debe investigarse en futuros estudios como parte de la terapia estándar para este cáncer.

 

Por otra parte, la Vitamina C (VitC), es una molécula esencial en la fisiología de los tejidos. Además de su papel principal como antioxidante, se ha demostrado un papel importante del ascorbato en la activación de los mecanismos epigenéticos que controlan la diferenciación celular, cuya desregulación puede conducir al desarrollo de ciertos tipos de cáncer. De ahí que la VitC ha ganado atención como un tratamiento potencial para los tumores malignos.

 

Varios estudios experimentales han demostrado la capacidad de las dosis farmacológicas de la VitC sola o en combinación con medicamentos de uso clínico para ejercer efectos beneficiosos en varios modelos de cánceres humanos. El metabolismo alterado de las células cancerosas por la VitC puede ser beneficioso por sí mismo y promover la actividad de fármacos específicos.

 

Sin embargo, un equipo de investigadores chilenos con una vasta trayectoria en el tema, ha publicado en la revista Free Radical Biology and Medicine, que la VitC podría ser un estimulante para las células tumorales de diferentes tipos de cáncer, entre éstos, el de mama y de próstata.

 

Estos cánceres satisfarían sus necesidades de grandes cantidades de nutrientes a través del reciclaje de la VitC, la cual tiene dos formas de expresión: la oxidada (ácido deshidroascórbico o DHA) que se encuentra en altas concentraciones en ambientes tumorales y la reducida (AA, ácido ascórbico), que posee la beneficiosa función antioxidante. En este caso, las células tumorales transformarían el DHA en AA en su interior lo que permite la persistencia del tumor y su resistencia a esquemas terapéuticos. Con estos hallazgos, las investigaciones deben estar orientadas a disminuir el ingreso de la VitC en estas células neoplásicas a través de un transportador denominado SVCT2.

 

Nos encontramos en la era de la nutrigenómica y nutrigenética, donde la nutrición molecular puede ofrecer herramientas para el manejo y control de cánceres humanos, inclusive los reproductivos.

 

 

 

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