Por Hector Jara Paz
Hasta ahora, el concepto griego desde la antigüedad clásica hasta nuestros días, no era cuestionado por occidente y, en oriente se observaba pacientemente, tratando de mantener pilares básicos de su cultura, sobre todo en la relación de la especie con el resto del planeta. Identidad milenaria amenazada por la creciente globalización.
Si hoy, al alero del conocimiento científico y tecnológico, podemos mirar hacia atrás y confesar que nos equivocamos, que los modelos de desarrollo económico que utilizamos, se sustentaban en una premisa equivocada, de inagotables recursos que explotar y de consecuencias ignoradas en su momento, que nunca lograron mirar a tiempo. Es dable preguntarnos:
¿Nos sirve el actual modelo de democracia?, sabiendo que inevitablemente se confrontará a nuevas contradicciones valóricas que surgen ya de una nueva valoración del ser humano con el medio. A modo de ejemplo, un derecho básico protegido en todas las constituciones occidentales, como el “derecho de propiedad”, frente a las necesidades crecientes de un nuevo mundo que tendrá que compartir todo lo que tiene, para poder sobrevivir.
Los cambios también afectarán las soberanías de los actuales Estados, se fortalecerán los Tribunales Internacionales que tendrán plena competencia en nuestros territorios, en aquellos temas relacionados al cambio climático. Ojo señores Trump y Bolsonaro, serán juzgados en su momento.
Cada día las organizaciones intermedias de la sociedad, como Juntas de Vecinos, organizaciones gremiales y de trabajadores, adquirirán más valor y representatividad frente al Estado, porque este no está preparado para enfrentar la irregularidad de los fenómenos atmosféricos, propios de la inestabilidad pre cambio de clima. Serán las propias organizaciones territoriales las que tendrán que enfrentar su tipo de emergencia y o catástrofe y, en tales circunstancias, el poder central pierde valorización.
Entonces, esto que parece tan obvio, la necesidad de prepararnos para esta nueva era del planeta, no está en la agenda política. ¿Qué tipo de sociedad, qué tipo de ciudadano necesitamos formar para los nuevos tiempos? La política actual, o está adormecida por capacidad o falta de conocimiento, o juega irresponsablemente, detrás de poderes fácticos que financian la ambición desmedida.
Por otro lado, nuestra población permanece indolente, despreocupada, tiene la herencia de un Estado que se preocupaba de todas estas cosas. Sin embargo, hoy dejará de tener esa tranquilidad, el Estado se minimizó en función de entregarle responsabilidades sociales al mercado y, este solo vela por los intereses de cada cual, con un modelo que dará sus últimos estertores sacrificando a los más humildes, los vulnerables, los más pobres, los que están siendo primeramente afectados, que migran después de perderlo todo.
La invitación es…a conversar el Antropoceno.