Por Paola Espejo Aubá
Vicerrectora UDLA Sede Viña del Mar
La pandemia nos enfrentó a escenarios para los que no estábamos preparados: en el ámbito educativo, a la docencia no presencial y a la necesidad de evaluar y calificar, aspectos que siempre preocupan a los docentes y que en este contexto se vuelven más complejos.
El fantasma de la suplantación, la copia o el engaño, la falta de control y la incertidumbre se apoderan de los profesores. En los estudiantes, el exceso de trabajo, el agobio, la falta de comprensión y la inhabilidad de poder expresar sus miedos por esta nueva situación, son los factores que inciden en los rendimientos. ¿Qué podemos hacer?
Lo primero, en lo posible, es no replicar lo que se realizaría de manera presencial. Si ya es un error intentar replicar una clase presencial, más aún es tratar de evaluar o calificar como lo haría con los alumnos físicamente presentes.
La educación online es un mundo absolutamente distinto, donde la evaluación para el aprendizaje es lo más importante. Evaluar para aprender es entender que las evaluaciones forman parte del proceso de aprendizaje, no constituyen el final; que una prueba, un trabajo, un informe, son medios para lograr que nuestros estudiantes alcancen sus logros dentro de la asignatura.
Si lo vemos desde esta perspectiva, equivocarse es gran parte del proceso de aprender, por lo tanto, entregar oportunidades para volver a realizar evaluaciones no es nada malo, todo lo contrario, la retroalimentación es un elemento clave para que se adquieran los conocimientos, habilidades y actitudes buscadas.
La evaluación en el contexto online no se preocupa del plagio, porque las actividades evaluativas son múltiples y permanentes durante el proceso, de manera que el profesor puede ir conociendo al estudiante en la forma de responder, en el estilo de narrar o de organizarse. Cada clase puede ser una instancia evaluativa, donde la opción de chat, por ejemplo, puede dar la alternativa de responder preguntas breves, debatir, opinar; todas actividades que el docente puede ir evaluando. Por supuesto, la entrega de criterios y formas de evaluación previamente es uno de los aspectos más importantes y si es consensuado con los estudiantes, tanto mejor.
La autoevaluación y la coevaluación son opciones muy recurrentes en la educación online. Hay que recordar que el factor de la reflexión, metacognición y autoaprendizaje son fundamentales en esta modalidad. Flexibilidad es otro de los aspectos determinantes.
¿Necesita el estudiante más tiempo para realizar la actividad? Si estamos evaluando para generar aprendizajes, esto no debiese ser problema. ¿Trabajos grupales? Ojalá sean considerados, en grupos pequeños y tomando en cuenta el tiempo de corrección del docente. La colaboración es uno de los aspectos más importantes en la educación online. Por último, es importante comprender que la tecnología es un elemento facilitador, pero no debe convertirse en el centro ni en el objetivo del quehacer docente. Debemos generar espacios educativos que faciliten la comunicación, el ambiente formativo. Es posible hacerlo, aunque tengamos la mediación de una plataforma tecnológica.
Excelente aporte de esta docente , súper útiles para considerar en estos tiempos de crisis