El director ejecutivo de Fundación Liderazgo Chile y Magister en Inteligencia Emocional y Educación, fue propuesto por el directorio de FLICH para sumarse como candidato, expresando su intención de ganar un escaño en el órgano encargado de elaborar la futura Carta Magna y, de este modo, ser un aporte en la construcción de una nueva y mejor sociedad.
Tras el masivo respaldo que tuvo la alternativa Apruebo, en el plebiscito del pasado 25 de octubre, los primeros nombres para ser partícipes de la Convención Constitucional, ya empezaron a asomarse. Y, si bien el debate por los escaños que estarán reservados para los pueblos originarios y el cómo los independientes podrán participar en este proceso sigue activo, el mundo social -particularmente el área de la Educación- también empieza a dar cuenta de los primeros aspirantes a este órgano constitucional.
Se trata de Arnaldo Canales, director ejecutivo de Fundación Liderazgo Chile (Flich.org), quien animado por ser un aporte en lo que será el desarrollo de esta nueva Carta Magna, contó que fue su propia experiencia de vida, al haber vivido en carne propia la desigualdad, lo que lo empujó a asumir este reto. “Si bien eran otros tiempos, esto se ha mantenido durante años, y ahora sabemos que tenemos un Chile totalmente fragmentado producto de estas grandes diferencias que vemos no sólo en lo social, sino también en lo educativo y en el acceso al conocimiento”.
Con casi 20 años de trayectoria gerencial en el mundo del retail, Canales logró convivir con todo tipo de liderazgos, experiencia que le sirvió para -finalmente- “gerenciar” su propio camino de desarrollo y de formación para la ciudadanía, liderando Fundación Liderazgo Chile. De este modo, la organización se ha convertido en un actor relevante en materia de promoción de la Educación Emocional en Chile, al punto de haber presentado un proyecto de ley sobre esta temática, iniciativa que se encuentra desde el año 2019 en el Congreso Nacional.
“Una de las claves que tiene que sustentar esta transformación social tiene que ver con democratizar el acceso del conocimiento, por una parte, y cambiar la mirada de la educación. Todo parte en la educación. Una sociedad más justa, más ética, moralmente más despierta, y donde los niños que están en entornos de riesgo psico-social severos, vinculados a drogas, delincuencia o pobreza, tengan redes de contención eficiente, que permitan resguardar sus derechos y que puedan ser adultos mucho más plenos para desenvolver en la sociedad”, señaló.
En el marco de este desafío, ¿qué te diferencia de otros pre candidatos que han expresado su aspiración por participar en este proceso?
“Pues que tenemos un compromiso social real. Esa es la gran diferencia respecto a otros postulantes. Cuando uno trabaja en el ámbito social, en terreno, viendo constantemente las grandes brechas que existen en Chile, uno dice somos independientes, pero independientes que tienen un compromiso social real. No somos de esos independientes que han militado en un partido, o que sólo han verbalizado su compromiso y su vocación social, pero que en la práctica no lo han hecho carne. Ahí es donde podemos marcar una diferencia en la construcción de una mejor sociedad”.
Ahora, ¿cómo ves el Chile de ahora, el cual dista bastante de aquel de la Constitución de 1980?
“Sin duda es distinto. Es un Chile más consciente, donde los jóvenes están más atentos a marcar estas diferencias, no solamente en el ámbito económico o educativo, sino también desde lo ético, desde esta mirada transversal sobre el respeto por el otro. Hablamos de género, de medio ambiente, donde también vemos a los jóvenes comprometidos en este tipo de causas sociales, siendo ellos los que deben construir un mejor país”.
A la hora de hablar sobre los aportes que pudiera entregar en la elaboración de una nueva Carta Magna, Arnaldo Canales determinó 3 ejes de trabajo: “El primero tiene que ver con un Estado que sea transparente, pues este aspecto ayuda a dispersar el poder y en la medida que se tenga un poder más disperso, hay mayor regulación social desde lo ético y lo valórico. Lo segundo, igualdad ante la ley. Los poderosos tienen una influencia que está defendida por ciertas leyes, lo que no corresponde al ser el Estado quien tenga la potestad de defender a los ciudadanos antes estas inequidades. Y lo tercero, garantías sociales aseguradas por una reforma tributaria real que financie salud, educación, acceso a la vivienda y pensiones”.
Tú línea de trabajo ha estado enfocada en la educación emocional ¿qué aspectos de esta área de estudio se podrían abordar en una nueva Constitución?
“Debemos tener un compromiso real y concreto con la educación. Por ejemplo, no tenemos una ley de universidades estatales que promueva el desarrollo integral del ser humano. Por lo tanto, la educación y, particularmente la educación emocional, debe ser el eje primordial. Todos los problemas que tenemos como sociedad tienen que ver con la falta de manejo de la impulsividad, la falta de trabajo de las emociones morales, como son la deshonra, la vergüenza, el agradecimiento, la empatía, etc. Por eso somos una sociedad individualista y eso debe cambiar”.
En base a lo anterior, ¿cómo la educación emocional puede llegar a ser motor de una sociedad mejor?
“Este nuevo Chile no puedo seguir validando conductas asociadas a la violencia, como la frustración o la rabia, lo que ha sido evidente estos últimos meses. Y esto es un mensaje transversal. Esa violencia debemos trabajarla primero desde las instituciones públicas, pues -por ejemplo- las policías han definido como un derecho el castigo. No se extinguió en la dictadura. Hay una cultura basada en un rencor histórico que nos polariza y legitima muchas veces la violencia. Debemos trabajar desde la inteligencia y las emociones, erradicar esa cultura del castigo”.