Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico, escritor e investigador (PUC-UACH)
Cuando de seres humanos se trata, si alguien desea lograr un resultado que sea positivo, la mejor estrategia que puede utilizar, es mantener unas relaciones interpersonales que sean cálidas y que estén basadas en un principio fundamental: el “respeto por las emociones del otro”, antes de siquiera pretender alcanzar metas comunes por intermedio de la imposición de relaciones interpersonales autoritarias, frías, agresivas, violentas y/o distantes.
Si ahora, esto lo llevamos al plano más personal y vinculado a la relación de parejas, el principio de funcionamiento sigue siendo exactamente el mismo, por cuanto, la relación de pareja será exitosa, si la interacción entre ambas partes de la ecuación sentimental se basa, precisamente, en el desarrollo y aplicación práctica de la Inteligencia Emocional en la relación, donde la empatía y el autocontrol de impulsos juegan un rol preponderante. Al respecto de lo anterior, Daniel Goleman habla del “termostato emocional de la pareja”.
Es así, por ejemplo, que el Dr. Goleman traza una clara línea divisoria entre los mundos emocionales de hombres y mujeres y que está dibujada por un variado repertorio de razones biológicas y culturales. Demos algunos ejemplos: a los hombres les interesa sobremanera el “qué”, en tanto que a las mujeres les interesa el “cómo”. Los hombres, en general, hablan “de cosas”, en tanto que las mujeres lo hacen acerca “de los sentimientos y emociones”. Los hombres se quejan de sentirse “presionados” por ellas, en tanto que la queja recurrente de las mujeres apunta a la “indiferencia” y a la “falta de reacción” por parte de ellos.
Al analizar esta línea divisoria, la única fórmula propicia para poder “suturar” y superar esta brecha, es a través de buscar el consenso. Uno podría decir, entonces, que la clave del éxito en una relación de pareja, reside en “llegar a un acuerdo acerca de cómo estar en desacuerdo”, sin necesidad alguna de tener que sacarse mutuamente los ojos en peleas inconducentes y que pueden llevar a un quiebre total en la relación de pareja.
Gracias a todos los estudios recientes que se han llevado a cabo en neurociencia, hoy en día, no cabe duda alguna que hombres y mujeres presentan –en ciertos aspectos– “mundos emocionales distintos”.
Una de las últimas investigaciones realizada por la Universidad de Basilea, Suiza, analizó la relación existente entre el procesamiento de la información emocional y la memoria, logrando demostrarse –entre otros descubrimientos– que las mujeres son mejores que los varones distinguiendo emociones, especialmente cuando hablamos del miedo, disgusto y del asco. Igual cosa sucede cuando se trata de la interpretación de “expresiones faciales o estímulos multisensoriales” relacionados con las emociones.
Por otra parte, los hombres y las mujeres tienden a sufrir “enfermedades mentales diferentes”, en función del hecho que ambos gestionan de manera distinta sus emociones. Es así, por ejemplo, que las mujeres son más propensas a sufrir trastornos del ánimo como la depresión y la ansiedad, en tanto que los hombres tienden más a sufrir trastornos de tipo antisocial y abusar de diversas sustancias, como el alcohol y drogas.
En lo que se refiere a los celos, una investigación realizada por psicólogos de la Universidad Estatal de Pensilvania, Estados Unidos, sacó a la luz que la mayoría de las mujeres ven a la “infidelidad emocional” como algo peor que la infidelidad sexual, en tanto que a los hombres les sucede todo lo contrario. Se piensa que esta diferencia podría tener un origen evolutivo. En este sentido, la “infidelidad emocional” se produce cuando dos individuos –que ya están comprometidos en otra relación–, comienzan una relación de cercanía con otra persona –y que no necesariamente incluye el aspecto sexual–, como por ejemplo, una relación de amistad que considera tener pasatiempos o actividades en común, mantener conversaciones amenas y entretenidas que van llevando a una cercanía emocional y que conduce a estas dos personas a compartir temas íntimos que sólo deberían estar reservados para la pareja con la que se está comprometido.
Ahora bien, se sabe que para las mujeres los eventos de contenido emocional suelen ser más emocionalmente estimulantes que para los hombres. Diversos estudios han demostrado, asimismo, que las emociones influyen directamente en nuestra memoria: cuanto más emocional es una determinada situación, más posibilidades hay de que la recordemos.
Al respecto de este punto, el estudio de la Universidad de Basilea dirigido por la Dra. Annette Milnik quiso establecer, si las mujeres serían capaces de superar a los hombres en pruebas de memoria en función de la forma que tienen ellas de procesar las emociones. Buscando responder a esta pregunta, el equipo de expertos llevó a cabo una serie de pruebas con 3.398 sujetos de ambos sexos. Por intermedio de estas pruebas, los investigadores constataron que las mujeres evaluaban el contenido emocional de imágenes –en forma especial de contenido negativo– como “emocionalmente más estimulantes que los hombres”.
Del mismo modo, las mujeres fueron capaces de recordar significativamente más imágenes que los participantes masculinos. Ellas tuvieron, además, una ventaja especial sobre los varones al recordar imágenes de corte positivos, imágenes que fueron las que les resultaron más estimulantes emocionalmente en comparación con lo que sucedía con los varones. Es decir, en ambos casos, fuera que se tratara de imágenes emocionalmente positivas o negativas, el efecto en las mujeres era mucho más fuerte que en el caso de los hombres.
Finalmente, el equipo de la Universidad de Basilea, dirigido, esta vez, por la Dra. Klara Spalek, analizó la actividad cerebral de 696 de los participantes utilizando la técnica de imagen por resonancia magnética funcional (o fMRI), método que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada.
Los datos que se obtuvieron de esta investigación pusieron en evidencia, que la evaluación más fuerte del contenido emocionalmente negativo de algunas imágenes por parte de las mujeres, estaba vinculado con una mayor actividad cerebral en las regiones motoras, lo cual, apoya, finalmente, la creencia común que “las mujeres son emocionalmente más expresivas que los varones”.