Cambios y más cambios

Publicado por Equipo GV 3 Min de lectura

Por Ivan Henríquez
Arquitecto consultor
www.arqydis.cl

 

Fuente:Pixabay.comLa población proyectada para la región de Valparaíso correspondiente al año 2021 informada por la Biblioteca del Congreso Nacional, la cual está basada en datos del INE, fue de 1.979.373. Dicha estimación de habitantes evidentemente seguirá aumentando como parte de un fenómeno mundial de crecimiento que está descontrolado: constituye una variación de un 9% respecto a la cifra que arrojó el Censo del año 2017. Ya lo señala con claridad absoluta en su libro del año 2021 titulado “La revolución reflexiva” el profesor Humberto Maturana: advierte expresamente que es urgente colocarle atajo a esta situación desesperada. De lo más duro: aparejado con el crecimiento de habitantes en nuestro país va el crecimiento de delitos. La sensación de inseguridad ya tiene un sustento absolutamente basado en la experiencia empírica de estos tiempos. A diario sabemos de delitos por los medios de comunicación o directamente por algún conocido que sufrió la mala experiencia. Lo anteriormente descrito cala hondo en Viña del Mar hoy en día, ciudad que ha sufrido un cambio notable en el último tiempo y que es tanto paso obligatorio entre Valparaíso y el interior de la región como destino turístico.

Parte esencial de este cambio y quizás acrecentado por la crisis económica del COVID19 y la revuelta social es el comercio informal que terminó de asentarse con una fuerza que considero hasta ahora era desconocida en nuestra ciudad. Ya no se trata de puntos en la ciudad donde un grupo de vendedores ambulantes se congregan para ofrecer sus productos – eventualmente económicos – sino que son áreas completas con comercio de ropa, comida, bebidas, shows callejeros, juguetes, etc.  las que sencillamente están reemplazado las tiendas establecidas o están maltratando la armonía social de sectores de la ciudad. Ante esto una y otra vez se aprecian medidas políticas de desalojo de este tipo de comercio con el ya bien conocido resultado de que nada mejora permanentemente y éste sigue operando. Es legítima la reflexión acerca de cómo se hace para mejorar la calidad de vida en la ciudad tomando en consideración los factores señalados y que por su naturaleza se ven expuestos principalmente en el centro ella. Cabe la pregunta ¿se quiere mejorar el centro? o en cambio… ¿constituye una manifestación válida de nuestro tiempo la degradación de esta parte de la ciudad?

Desde mi punto de vista considero que es fácil distorsionar y pensar que el lugar donde uno vive no incide directamente en la relación de bienestar social, económico, ecológico y psicológico de los grupos humanos contemporáneos bajo la creencia de que vivir un proceso político profundo implica sacrificar lo que existe en pos de gruesos cambios sociales.

 

Comparte este artículo
1 Comment

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *