Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Académico, escritor e investigador (PUC-UACh)
En diversos estudios realizados en relación con la visita al dentista, el miedo y la ansiedad han sido señalados por muchos pacientes como las principales razones para no acudir a la consulta, hasta que a veces ya es muy tarde y se corre el riesgo de perder una pieza dental.
Cuando hablamos de “odontofobia o miedo al dentista”, estamos frente a un “trastorno de ansiedad”, en relación con el cual, las personas que lo padecen –que son muchas– experimentan, más a menudo de lo que se cree, una crisis de angustia, donde la ansiedad y el temor invaden sin control al paciente, ya que éste tiende a anticipar ciertas consecuencias negativas sin que éstas, en realidad, vayan a ocurrir. En los casos más extremos, de acuerdo con lo que señala el Dr. Javier Gil-Flores, profesor del Departamento de Método, Investigación y Diagnóstico de la U. de Sevilla, España, la persona puede, incluso, experimentar un verdadero ataque de pánico con sólo pensar en sentarse en el sillón del dentista.
Como consecuencia de este tipo de emociones y sensaciones negativas, una parte importante de la población decide que la mejor forma de evitar estos sentimientos poco placenteros es, simplemente, no asistiendo a la consulta, lo que, naturalmente, puede traer consigo serios problemas de salud.
El Dr. Alfonso Oteo, especialista en Periodoncia e Implantes de la Clínica PerioCentrum, en Segovia, España, señala que al día de hoy, sigue asistiendo mucha gente con miedo a la consulta, debido a que “por desgracia, la fama de los dentistas a lo largo de los años no ha sido la mejor y hay gente que en el pasado ha tenido experiencias desagradables con el dentista”, lo que por culpa de este miedo, la salud oral de estas personas queda comprometida hasta extremos muy peligrosos.
Emociones como el miedo, la angustia y la ansiedad son señaladas por muchas personas como el principal motivo para no asistir de manera regular al dentista, lo cual, entorpece llegar al tratamiento dental. Asimismo, resulta ser un hecho llamativo que sean los pacientes con un mal estado bucodental, o bien, pacientes con malos hábitos higiénicos los que suelen experimentar el mayor grado de ansiedad. En este sentido, y tal como lo destaca el Dr. Oteo, resulta importante que el dentista sea capaz de detectar a aquellos pacientes muy ansiosos o que muestran mucho miedo desde el inicio, con la finalidad de ayudarles a que “afronten el resto de la cita con una actitud más accesible y positiva”.
Ahora bien, se ha determinado que el origen del miedo al dentista es multifactorial y puede estar relacionado con los siguientes factores: (a) tener una personalidad de tipo ansiosa, (b) el hecho de haber estado expuesto a personas que, a su vez, tienen miedo al dentista, puede originar, o bien, acentuar esta percepción negativa, (c) haber sufrido experiencias negativas en la consulta del dentista, especialmente, durante la infancia, (d) el modelo familiar o entorno en el que se mueve el paciente puede jugar un rol importante en cómo se enfrenta esta experiencia, un aspecto que puede ser observado en la interacción entre padres e hijos, (e) los comentarios y actitud de los padres en la consulta dental puede determinar la actitud que adopten los hijos en el futuro.
Por otro lado, hay otros factores relacionados con lo que los especialistas denominan “vulnerabilidad cognitiva” y que se vincula con los siguientes factores: (a) miedo a lo desconocido (en aquellos casos, en que la visita al dentista es su primera vez), (b) miedo a la falta de higiene o de limpieza en la consulta, (c) sensación de peligro o falta de control acerca de lo que puede ocurrir en la consulta dental.
Hace algunos años se realizó una investigación dirigida por el Dr. Javier Gil-Flores y su equipo de especialistas, con una muestra de 399 pacientes entre los 10 y los 80 años, por medio de la aplicación de un cuestionario que contenía un total de 19 frases que debían contestarse a través de una escala Likert de seis grados que iba desde “No tener miedo en absoluto” hasta tener “Muchísimo miedo”.
Algunas de las frases que se podían leer, eran las siguientes: “Que se equivoque en ponerme la inyección”, “Que me lastime la boca”, “Que sea un dentista maleducado”, “Que el dentista tenga mal aliento”, “Que sea brusco”, “Que esté de mal humor”, “Que el dentista me transmita infecciones con los instrumentos”, etc.
El porcentaje más elevado de las personas que respondieron “Muchísimo miedo”, lo obtuvo la frase “Que el dentista me transmita infecciones con los instrumentos” con un 57%; luego le siguió con un 48,2% la frase “Que me rompa los labios”; con un 39,4% “Que el dentista sea brusco”; con un 35,6% “Dentista mal educado”; con un 33,9% “Que me lastime la boca”. Los porcentajes más bajos lo obtuvieron las frases “Que el dentista tenga mal aliento” con un 16,9% y “Que me duerma la boca” con un 9,9%.
Ahora bien, con la finalidad de ayudar a las personas a vencer la resistencia a la visita al dentista son varias las recomendaciones que los expertos hacen, entre las cuales se pueden mencionar las siguientes:
- Es fundamental que el dentista pueda crear un ambiente agradable para los pacientes, con la finalidad de generar una sensación de confianza. Esto se logra poniendo atención al diseño del espacio, el tipo de música ambiental que se escucha, el aroma que prima en la consulta.
- Hay que dedicar tiempo al paciente, escucharlo con atención, mantener una sonrisa en la cara, no ir con prisa o con brusquedad –algo que las personas advierten rápidamente– buscando crear un ambiente de confianza.
- El odontólogo debe explicar claramente al paciente qué es lo que tiene, cómo se produjo la situación y qué es lo que el profesional puede hacer para ayudar al paciente a resolver su problema.
- El dentista debe entregar el máximo de información al paciente acerca del tratamiento y de los pasos que va a dar, ya que eso ayuda a disminuir el nivel del miedo o ansiedad que experimenta la persona.
- Es fundamental que el paciente advierta que el profesional que lo está atendiendo tiene experiencia, que sabe de su oficio y de aquello que habla.
- Que el dentista tenga –y mantenga– un trato digno y respetuoso hacia el paciente.
Ahora bien, una ex estudiante mía del MBA de la UACh –odontóloga de profesión– me señaló, que ella se preocupaba desde el momento mismo que llegaba la persona a su consulta de que sus pacientes supieran que ella los estaba escuchando con atención, con el objetivo de bajar sus niveles de estrés por medio de mantener una conversación previa, dándoles una explicación del tratamiento a realizar, manteniendo música de fondo, indicándoles paso a paso qué es lo que iba a hacer a continuación, ocupando un tono de voz tranquilizador. Todo lo anterior, con un gran objetivo: que el paciente pueda bajar su nivel de angustia y ansiedad.
No cabe duda alguna, que una vez establecido un grado de confianza entre paciente y dentista, los pacientes agradecen cualquier acción que vaya encaminada a mejorar su bienestar, su tranquilidad y su comodidad durante la visita al dentista.