La enfermedad cardiovascular en las mujeres es infradiagnosticada e infratratada. Estudios recientes sugieren que esto se debe, en parte, a la falta de criterios de diagnóstico y tratamientos específicos para el sexo femenino. Urge aumentar la comprensión de las enfermedades cardíacas en mujeres tanto en el ámbito científico y clínico como en la conciencia pública. Las enfermedades cardiovasculares son el principal riesgo de salud en mujeres; son responsables de una de cada tres muertes y afectan a mujeres de todas las edades. Aun así, han sido sistemáticamente subestudiadas, privilegiando estudios en individuos masculinos, lo que podría asociarse a diagnósticos y tratamientos deficientes. Las causas de esta brecha son diversas, incluyendo falta de criterios de diagnóstico específicos y concepciones erróneas como la creencia extendida de que estas patologías afectan más a los hombres que a las mujeres. Pero la problemática es más amplia y más profunda. “La mayoría de los individuos fallecen por enfermedades cardiovasculares, y existe mucha investigación en el área, pero la mayor parte se realiza en modelos animales machos. Los estudios en población humana son también en su mayoría con individuos de sexo masculino y no es fácil encontrar estudios que aborden ambos sexos”, dice la Dra. Andrea Leiva, académica y directora del Doctorado en Enfermedades Crónicas de la Universidad San Sebastián (USS). Las raíces de esta brecha, advierte, estarían en una visión parcial de la investigación, en donde tanto las ciencias biológicas como las ciencias médicas y de la salud han fallado en abordar las particularidades fisiológicas de ambos sexos. Así, existe una necesidad urgente de aumentar la comprensión de las enfermedades cardiovasculares en mujeres tanto entre los profesionales de la salud como en el público en general. Diferencias significativas Cuanto más conocimiento haya de las enfermedades cardiovasculares en las mujeres, mejores serán sus posibilidades de enfrentarlas. En ese sentido, Gabriela Arenas, bioquímica y estudiante de Doctorado en Enfermedades Crónicas USS, comenta que “las mujeres tienen menor probabilidad de sobrevivir a un primer ataque cardiaco, tienen más factores de riesgo, y su fisiología y función cardiovascular es diferente. Además, hombres y mujeres presentan síntomas distintos, cosa que la población en general desconoce. La brecha debe ser abordada desde la investigación, pero también concientizar al respecto puede salvar vidas”. En esta línea, detalla que existen diferencias significativas entre el corazón masculino y femenino en términos de anatomía y función. “Durante mucho tiempo se ha asumido que el corazón femenino es una versión más pequeña del corazón masculino, pero esta creencia es incorrecta. El corazón femenino no sólo es más pequeño, sino que también tiene una arquitectura microestructural diferente, lo que afecta varios parámetros cardíacos”. Por ejemplo, el corazón masculino tiene una mayor masa, volumen y gasto cardíaco en comparación con el corazón femenino, mientras que el corazón femenino presenta fracciones de eyección más grandes y late a un ritmo más rápido, pero genera un gasto cardíaco menor. Además, la presión arterial femenina tiende a ser más baja que la masculina. “Estas diferencias en la forma y función del corazón son demasiado complejas para ser ignoradas”, dice Gabriela Arenas. Un llamado a la ciencia La Dra. Andrea Leiva indica que en Chile el 28,3% de las mujeres tienen factor de riesgo cardiovascular elevado, versus un 22,7% en el caso de los hombres. “La prevalencia y mortalidad en enfermedades cardiovasculares es también mayor en mujeres jóvenes, y se piensa que puede ser debido a los estrógenos, a los embarazos, o por el estrés fisiológico, pero también puede ser porque los tratamientos no son los adecuados”. Así, reitera la necesidad de investigaciones y criterios de diagnóstico que aborden estas diferencias. “Es un problema que debe ser considerado, y no lo decimos sólo nosotros. Recientemente el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH) hizo un amplio llamado a hacer ciencia en individuos de sexo femenino y masculino para reducir esta brecha. Ya hay algunos trabajos que hablan de diferencia de sexos; de a poco se está empezando a ver, pero es un tema que se debe seguir poniendo sobre la mesa”. CONOCER Y PREVENIR LOS SÍNTOMAS Los síntomas de enfermedades cardíacas en las mujeres pueden diferir de los hombres. Esto lleva a un mayor número de diagnósticos incorrectos o a que sus síntomas sean descartados, como ocurre con los infartos. Según la Federación Mundial del Corazón, el síntoma más común de un ataque al corazón es algún tipo de dolor en el pecho, pero las mujeres tienen más probabilidades de experimentarlo como presión u opresión, e incluso pueden no tener dolor en el pecho. En ellas el dolor puede ser también más difuso, extendiéndose hacia los hombros, el cuello, la mandíbula, los brazos, el abdomen y la espalda. La prevención desempeña también un papel crucial en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares. Es fundamental educar sobre la importancia de controlar la presión arterial, la glicemia y el colesterol, así como dejar de fumar, mantener un peso saludable, llevar una alimentación equilibrada, reducir el consumo de sodio y aumentar el consumo de potasio, lo que puede marcar una gran diferencia en la salud cardiovascular. Un tema relevante en términos de sexo femenino es también el control adecuado de los embarazos.
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