Por Juan Francisco Ortún
Académico escuela de Comunicaciones, U.Central
Terminaron los Juegos Panamericanos 2023 y el balance es positivo, sin dudas, ya que más allá de las medallas obtenidas, la asistencia del público a los diferentes escenarios y disciplinas fue sorprendente y la organización, impecable.
Esto indica que el deporte chileno no sólo es fútbol, tiene deportistas que más por mérito propio que por trabajo federativo, logran metas, obtienen marcas y además entusiasman a los chilenos y chilenas que, sin tener experiencia deportiva, saben apreciar el esfuerzo y la anónima preparación.
En esta época en que el hincha del fútbol está decepcionado y desesperanzado con el rendimiento de la selección chilena, estos juegos han sido un bálsamo que reconforta y hace augurar un futuro promisorio del deporte que, aunque no queramos reconocerlo, viene cuesta abajo en la rodada hace rato. Son varios los deportes que se han empobrecido, llegando incluso, algunos, a desaparecer.
El boxeo chileno fue conocido en el mundo entero con peleas inolvidables, más allá del resultado y no de ahora poco. El “Tani” Loayza, hace casi una centuria, ya disputó el título mundial. Le siguieron Godfrey Stevens, Martín Vargas, Cardenio Ulloa, Benedicto Villablanca y otros que también optaron a tener el cinturón de los campeones. Hoy sólo algunos aislados soñadores intentan que el deporte de los puños no desaparezca definitivamente.
El ciclismo también es un deporte que ha ido decreciendo paulatinamente y hoy ya no está la tradicional Vuelta a Chile, además son escasos los relevos de los hermanos Tormen, del curicano Roberto Muñoz o de un “lobo” Vera. Los que están actualmente, se baten con iniciativas personales o familiares para llegar a destacar en el deporte del pedal.
El automovilismo en Chile se esfumó. Ya ni siquiera existe el tradicional autódromo de Las Vizcachas y con ello desaparecieron las pruebas de Turismo carretera, de regularidad, la Fórmula Tres y todas las otras categorías que fueron conocidas gracias a excelsos pilotos como Juan Gac, Lorenzo Baroli, Bartolomé Ortiz o los más cercanos en el tiempo como Sergio Santander, Carlos Capurro, Miguel Fernández, Kurt Horta y muchos más.
Podríamos seguir nombrando deportes y a sus representantes y, lamentablemente, la tónica sería la misma. Está claro que en nuestro país el deporte no es prioridad, pese a que muchos, se visten con ropaje ajeno para indicar lo contrario. Una cosa es hablar sin saber y otra, trabajar duro para que aquello sea realidad.