Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
“El talento no siempre es suficiente. Es la disciplina y el trabajo duro los factores que hacen la diferencia” (F.L.C.).
Se calcula que cerca del 10% de la población posee habilidades y talentos superiores al promedio general. Sin embargo –para desgracia de diversos países– muchos de estos niños talentosos se pierden irremediablemente porque nadie –entre ellos padres, profesores e instituciones educacionales responsables– se preocupan por detectar, identificar y estimular adecuadamente a estos menores talentosos.
Entre otras cualidades, este grupo de niños y niñas presenta mayores capacidades cognitivas y creativas que los destacan por sobre la población general, sin embargo, no siempre estas dotes son valoradas positivamente por el entorno cercano de los menores, a raíz del hecho que ciertas conductas son calificadas de “agotadoras” por parte de sus padres y/o profesores, ya sea, porque estos niños suelen conversar mucho, hacer preguntas de manera incesante, dominar las clases a causa de sus notables cualidades verbales y de sus insaciables ansias de conocimientos.
Gracias a un programa especial creado por la Pontificia Universidad Católica de Chile llamado “Programa Educativo para Niños con Talentos Académicos” –cuyo acrónimo es PENTA–, luego de cinco años de trabajo con estos menores y por intermedio de diversas investigaciones, fue posible identificar las principales características de estos menores talentosos. El programa PENTA, ha permitido hacer un seguimiento y analizar, asimismo, cómo enfrentan la vida estos niños(as) sobresalientes. Revisemos algunas de las características que los distinguen:
- Niños amantes del conocimiento: estos menores son intelectualmente precoces, ya que presentan un desarrollo del lenguaje y de las matemáticas hasta dos años más avanzados en relación con sus pares. A los cuatro años están leyendo solos y no porque alguien les haya enseñado, sino que por su cuenta comienzan a juntar las letras hasta encontrar su lógica. Son menores apasionados por aprender, ya que no sólo tienen gran facilidad para el aprendizaje, sino que disfrutan aprendiendo, y cuando encuentran un área o tema que les interesa, lo estudian hasta comprenderlo del todo.
- Presentan rasgos perfeccionistas: los niños y jóvenes talentosos sienten el deseo de hacer muchas cosas y realizarlas a la perfección. A menudo les resulta algo difícil comprender por qué razón a sus compañeros les cuesta tanto una determinada materia, cuando para ellos es tan fácil. Esta facilidad de aprendizaje les puede jugar en contra, ya que pueden convertirse en objeto del resentimiento de sus compañeros. Tampoco son muy queridos por sus profesores, ya que tienden a preguntar demasiado y pueden ser muy demandantes y exigentes por querer saber más.
- Son diferentes y tienden a aislarse: dado que presentan un desarrollo de tipo asincrónico en el área interpersonal, cuando los demás niños de cuatro años están sumergidos en los juegos y actividades motoras, ellos ya están leyendo, a raíz de lo cual, buscan amigos que sean sus pares intelectuales. Es por ello, que a menudo prefieren quedarse en el recreo conversando con sus profesores… cuando éstos les prestan atención.
- Son más sensibles que los otros niños: los menores talentosos son intensos emocionalmente, tienen un mayor nivel de sensibilidad y están atentos a las claves emocionales de los otros niños. Suelen ser más empáticos y sensibles a las críticas, al rechazo y a las injusticias.
- Tienden a dar respuestas inusuales y novedosas: al ser personas creativas, poseen una gran imaginación y fantasía. Muestran un pensamiento de tipo divergente (o pensamiento lateral), es decir, un tipo de pensamiento que les permite relacionar ideas y procesos de manera creativa mediante la exploración de muchas alternativas y posibles soluciones a un determinado problema, una capacidad que los pone en condiciones de dar respuestas inusuales y novedosas para su edad. Son buenos para hacer bromas, para reírse, aunque, a veces, puede suceder que sean un poco rígidos e inflexibles.
Un gravísimo error que puede cometer un país –y su gobierno– es, simplemente, no capacitar y preparar a los profesores en estrategias específicas, con la finalidad de saber cómo enriquecer los planes de estudios para niños aventajados y poder ajustarlos a los intereses y capacidades de estos estudiantes talentosos.
Digamos finalmente, que los establecimientos de enseñanza, el cuerpo docente y las autoridades educacionales deberían reaccionar a tiempo, sentirse comprometidos a no desperdiciar de manera gratuita el talento, las capacidades y habilidades de muchos de estos estudiantes, y ser muy conscientes –algo que parece no estar presente en muchos colegios y autoridades educacionales– que los estudiantes destacados y sobresalientes requieren, necesariamente, “de un entorno educativo desafiante”, en lugar de forzar a estos niños talentosos a “adaptarse a la mayoría de sus otros compañeros de curso”, frustrando por esta vía su sed de conocimientos y, de paso, “matando el talento”, en vez de incentivar y estimular las habilidades y capacidades de estos menores, las que, claramente, están por sobre el promedio de la población.