Rasgos que distinguen a las personas emocionalmente fuertes

Publicado por Equipo GV 7 Min de lectura

Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)

Señalemos de partida, que los rasgos y características de personalidad de la gente emocionalmente fuerte nada tienen que ver con: (a) la dureza de carácter, (b) con el hecho de ser personas inflexibles o (c) con el deseo de imponer su voluntad por sobre los demás.

Por el contrario, la fortaleza de las personas emocionalmente fuertes no se expresa por intermedio de gestos y/o actos de fuerza, de elevar el tono de voz o de golpear con fuerza la mesa, sino que, principalmente, a través de la capacidad del autocontrol, fortaleza, resiliencia y resistencia personal.

En función de lo anterior, aquellos rasgos que distinguen a las personas emocionalmente fuertes, se vinculan directamente con los conceptos de equilibrio, ecuanimidad y moderación. Si bien, al venir a este mundo nacemos sin ninguna de estas cualidades –o rasgos de carácter– el potencial para desarrollar cada una de ellas está ahí y dependerá de cada uno de nosotros el lograr su desarrollo y convertirlas en parte relevante de nuestra esencia como personas.

En este proceso de desarrollo y crecimiento, el autocontrol representa el concepto clave sobre el cual sentar, justamente, las bases de nuestro progreso hacia el objetivo de convertirnos en personas emocionalmente fuertes. 

Destaquemos, eso sí, que el autocontrol nada tiene que ver con “reprimir las emociones”, sino que con la “habilidad para gestionar de buena manera aquello que sentimos”, de modo tal, de que no se produzca un desborde emocional que nos conduzca a actuar de manera irreflexiva y que terminemos haciendo daño a los demás, o bien, a nosotros mismos. 

De acuerdo con la  investigadora en Ciencias Sociales Edith Sánchez, estos son algunos de los rasgos o cualidades que distinguen a las personas emocionalmente fuertes:

  1. Firmeza y asertividad: uno de los rasgos de la fortaleza emocional es la capacidad para decir una palabra de dos letras: ¡NO! cuando corresponde, así como la capacidad para afrontar el rechazo y aceptarlo sin que ello: dañe nuestra autoestima, que deje algún tipo de huella en nosotros o que condicione a futuro nuestras actuaciones. Está claro –y es comprensible– que a todo el mundo le duele el rechazo por parte de otros, sin embargo, hay que tener presente, que cuando una situación le genera miedo o temor en las personas, éstas terminan diciendo “Sí”, cuando en realidad querrían decir “No” y, a menudo lo hacen por temor a ser excluidas, o bien, para evitar ser cuestionadas. Por lo tanto, existe fortaleza emocional, cuando se es capaz de enfrentar ese temor y de superarlo de manera apropiada.
  2. No buscan ser el centro de atención: son personas que se validan a sí mismas, a raíz de lo cual, no necesitan –ni dependen– de la opinión de terceras personas a fin de pensar y/o sentir que lo propio es válido o adecuado, por cuanto, las personas fuertes emocionalmente –aun cuando saben escuchar con mucha atención a los demás– se dejan guiar por sus principios, por su propio criterio y su sentido común.
  3. Tienen claro qué es lo que buscan o qué es lo que desean: no se trata de que la persona haga lo que quiera o que actúe en forma arbitraria y caprichosa persiguiendo aquello que desea. Tampoco se trata de dar rienda suelta a los impulsos, sino que el actuar del sujeto es producto del autoconocimiento que tiene la persona de sí misma acerca de lo que desea y del autocontrol que la distingue.
  4. No buscan perjudicar a otros: los seres humanos somos seres gregarios que necesitamos de los demás, a raíz de lo cual, somos personas interdependientes que viven en comunidad. Las personas emocionalmente fuertes y saludables tienen muy claro este aspecto y, por lo mismo, ven a los demás como iguales, los respetan y los valoran tanto como ellas desean ser valoradas y respetadas, apegándose a una “regla de oro” de la Antigüedad que pide, justamente, “tratar a los demás, como se desea ser tratado”. A lo anterior se suma otra variable: saber que la colaboración y la comprensión son vías que permiten alcanzar una vida más plena y satisfactoria.
  5. No le temen a los cambios: cuando las personas se auto perciben como individuos emocionalmente fuertes, surge con fuerza el deseo de ver y explorar cosas nuevas, a raíz de lo cual, buscan nuevas experiencias. Si bien es cierto, que lo nuevo e inexplorado genera en las personas algo de miedo y temor, también lo nuevo representa una forma de ir avanzando por la vida.
  6. Eligen a las personas con las que desean estar: uno de los rasgos de las personas emocionalmente fuertes, es que son selectivas en relación con la gente que desean dejar entrar en sus vidas, ya que saben que no pueden abrir las puertas del corazón a todo el mundo. Dado el hecho, que comprenden que una parte del bienestar personal depende de la calidad de las relaciones interpersonales que se establecen con los demás, rechazan relaciones que demuestren ser abusivas, conflictivas o que sean desgastantes, y buscan, en cambio, relaciones humanas que sean sanas y complementarias.
  7. No son personas fáciles de influenciar: a estas personas le tienen sin cuidado el seguir tendencias, seguir ciegamente a otros o aferrarse a las modas del momento. Cuestionan la información que reciben, y antes de aceptarla, la analizan  y la evalúan cuidadosamente. Esto requiere, naturalmente, confianza y seguridad en sí mismo, pero, por sobre todo, esto exige comprender que solo cada uno de nosotros sabe lo que es bueno para uno mismo.
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