Un estudio afirma que las mujeres de caderas anchas son más promiscuas. Para esto se reunieron mujeres de la Universidad de Leeds y cercanías, con edades entre 18 y 26 años. A cada una se le midió la distancia entre las crestas ilíacas, el hueso de las caderas, y además se las interrogó sobre sus vidas sexuales. Se descubrió que las mujeres con caderas de menor tamaño tuvieron menos parejas sexuales y muchas de ellas se encuentran en relaciones estables. A la inversa las mujeres con caderas anchas tienen parejas estables, pero además más relaciones sexuales de una noche y poco comprometidas, con mayor cantidad de personas.
El investigador Colin Hendrie, que forma parte del estudio, dijo que esto no tiene nada que ver con que los hombres prefieran las caderas anchas y las cinturas pequeñas, sino con el poder de las mujeres para decidir sobre su futuro como madres y cuando dar a luz.
Se dice que las mujeres de caderas anchas tienen hijos con menos dolor, y más fácilmente. Su cuerpo alberga cómodamente al niño, sin daño para ella. Este nuevo estudio plantea que esta facilidad para la maternidad hace que las mujeres estén menos miedosas acerca de ella, y tengan una mayor cantidad de parejas sexuales.
Los antropólogos, no coinciden en este punto debido a que no en todas las sociedades ocurre lo mismo, y los riesgos de dar a luz pueden ser diferentes según el lugar, y no según las características físicas de la mujer.
El estudio se apoya en una teoría llamada dilema obstétrico, que sostiene que en el correr de los años las mujeres fueron teniendo caderas más chicas, porque son más fáciles para caminar. De esta manera dejaron de lado la facilidad para dar a luz, en detrimento del movimiento. Es por esto que a las mujeres pequeñas o de caderas chicas les cuesta el alumbramiento.
De esta manera las mujeres con caderas anchas saben que les será más fácil dar a luz, y se encuentran más relajadas en sus relaciones sociales y sexuales. Sin embargo, el resto de las mujeres no están tan dispuestas a ello por sus características físicas.
Sin embargo, para los antropólogos este sigue siendo un análisis muy básico, debido a que la distancia entre las crestas ilíacas no determina el tamaño del canal para el alumbramiento ni la abertura interna de la pelvis. El caminar tampoco tiene que ver con esto, sino con las juntas de las caderas, por lo tanto el dilema obstétrico es muy cuestionado.
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