Conversar con Elizabeth Vivanco resulta aleccionador. Porque nos termina convenciendo, con la fuerza de sus argumentos, que algo raro pasó la noche en la cual su marido, el Sargento de la Armada Guillermo Arévalo, murió en Haití.
En una larga conversación con GV, nos entrega su visión de la tragedia que envuelve, hasta hoy, a su familia.
Todas las dudas siguen vigentes.
“El comando conjunto de las fuerzas armadas me debe un homenaje”, de esa manera Elizabeth Vivanco nos recibe en su casa, para contarnos detalles de la muerte de su marido, ocurrida el 17 de Junio del año 2012 , para mostrarnos un archivo de recortes, cartas y mail’s enviados y recibidos, para contarnos de la pena que la embarga, de sus dudas, del abandono absoluto, de la desconfianza contra todo lo que vista uniforme.
“Mi esposo era una muy buena persona, un profesional a carta cabal. Basta ver su hoja se servicio para que todos se den cuenta que Guillermo trabajaba para su familia, para él y para su institución, sin descanso”
Y la lectura de las cartas enviadas a su familia, donde contaba del día a día, hablan de mucho trabajo, de enormes jornadas, de la dedicación que eso implicaba.
Elizabeth sigue convencida que a su marido lo asesinaron, que estuvo, para su desgracia, en el lugar y la hora equivocada, y que las balas que recibió tenían otro destinatario.
La noche de la muerte de Guillermo Arévalo, según consta en las conclusiones del sumario administrativo desarrollado por Carabineros, y que se encuentra a disposición de nuestros lectores, en contra del acompañante del marino asesinado, establece claramente que eran 4 las personas que inicialmente se juntan para celebrar y compartir en un bar: El Cónsul de Chile, Diego Rivera López, el ciudadano chileno Marcelo Atenas Meneses, el sargento de Carabineros Jorge Oyarzo Poffald, el sargento Guillermo Arévalo.
De manera sistemática, el diplomático ha negado estar presente en ese lugar, como reza su declaración inicial dada a la prensa y que reproduce el diario La Tercera:
“Por esas cosas de la vida pasé cerca del lugar. (…) Salí a las cuatro de la mañana a comprar algo para comer porque tenía hambre. (…) Fui a comprarme dos hot-dogs, salgo en pijama incluso, y me pillo el auto estacionado y arriba de la vereda. (…) Me acerco al vidrio del copiloto y veo que hay una persona adentro, que están los vidrios empañados. Me bajé del auto y encuentro eso. (Arévalo) estaba vivo y me decía ‘me cagaron’”.
La familia del marino duda de esta versión, con mayor razón cuando las declaraciones posteriores de los testigos presenciales, y del propio sargento de Carabineros, Jorge Oyarzo, en el punto N°7 del sumario administrativo, establece lo siguiente:
“Mientras el sargento 1° Oyarzo Poffald se mantiene en compañía de Minouche(sic), el sargento1° de la Armada Guillermo Arévalo Flores se dirige hacia otro lugar de la discoteca, manteniendo el sargento de Carabineros en todo momento un contacto visual con él, no percatándose de nada extraño, y pudiendo divisar a la distancia que su amigo se encontraba conversando de pie con el Sr. Consul de Chile en Haití, Sr. Diego Rivera López, y otro hombre que estaba junto a él, refiriéndose al ciudadano Marcelo Atenas Meneses, supervisor de seguridad de la empresa DIGICEL, amigo del sr. Consul.”
Una modesta revisión de la prensa de la época, deja claro que existen contradicciones. Y en eso se afirma la familia para sostener, de manera tajante, que algo extraño ocurrió esa noche.
“Tenemos claro, como familia, que a mi marido lo asesinaron. Leer en detalle los sumarios administrativos, las actuaciones de cada involucrado, nos deja el convencimiento que tenemos razón, y que no debemos descansar en esta lucha por saber la verdad”, afirma Elizabeth Vivanco.
Y no se han quedado tranquilos. Con el patrocinio del abogado Alfredo Morgado, mantiene una querella en contra del sargento de Carabineros Jorge Oyarzo, en la Fiscalía Militar, porque consideran que abandonó a al Sargento asesinado, negó, en una primera instancia, su presencia en el sitio del suceso, y por las declaraciones entregadas en el sumario, donde queda clara su actuación.
“Ha sido una lucha en solitario, lejos de los amigos de Guillermo, que ya no están. Nos hemos sentido, como familia, muy solitarias, con la sensación creciente que la Armada de Chile, institución que mi marido amaba, no ha querido hacer lo suficiente. Por eso es que soy tan desconfiada con todo y con todos. Yo no les creo nada. Y sé que mienten. Pero la verdad va a surgir de alguna parte. Y aguardamos esa verdad. Porque Guillermo no se merece un trato de esta naturaleza.”
“Vamos a gestionar una audiencia con la Presidenta de la República, para colocar en su conocimiento nuestras dudas y temores, y vamos a solicitar su apoyo para que las investigaciones en Haití tengan un resultado concreto, y se castigue, en Chile, a quienes estuvieron esa noche con mi marido, y que han mentido de manera descarada”
Dos años han transcurrido desde la muerte del Sargento 1° de la Armada de Chile GUILLERMO ARÉVALO FLORES, y las dudas persisten.
La pelota está ahora en el campo de la Justicia Militar, quienes deberán definir las responsabilidades de uno de los testigos presenciales del crimen. Y se aguarda una actuación más relevante de una de las instituciones fundamentales de la defensa de Chile, y que cobijó por años al Sargento asesinado.
Las dudas siguen vigentes.
Por Equipo GV
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