Los asaltantes que se llevaron y guardan cautelosamente varios miles de millones de pesos desde el aeropuerto Arturo Merino, se merecen un OCHO. Espero que las palmeras que los protejan del sol sean las mejores confidentes, y las piñas coladas/mojitos los lleven a dar paseos celestiales mientras las olas cantan esas cancioncillas dulces abrazadas llegando a la playa… caracolas y piedritas de colores incluidas.
El asalto en el aeropuerto Arturo Merino es una foto súper linda… foto actual.
Los asaltantes no torturaron a nadie, no mataron a nadie, desaparecieron de la misma forma en que llegaron. Dejaron en evidencia que los sistemas de control perfectos no existen. En realidad no habría muchas razones para condenarlos al fuego eterno… hicieron muy bien la pega. Ladrones notables/diputados y bien instruidos, podrían haber sido incluso/invitados en aquella fiesta.
Los bancos lloran, las aseguradoras intentan vanamente cortarse las venas y lanzan insultos viendo los números rojos en sus balances. Es que eso de robar dinero viene desde tiempos muy antiguos. En el mundo hay gente que le gusta vivir muy bien con lo que le sacan del bolsillo de otra gente, siempre de mala manera, al amparo de una ley con la pillería incluida, sabido es que quien inventa la ley inventa la trampa, y la trampa es justamente la apropiación indebida.
La buena historia recuerda a los que asaltaron llevándose un cuantioso botín desde un tren, allá por los años setenta, el famoso asalto al tren de Londres, sin un tiro un enorme botín… todos unos héroes.
Robín Hood sigue y seguirá siendo el personaje que mejor encarna la generosidad, todo un justiciero. Aquel que llega hasta los límites de su vida para repartir algo que perpetúe la especie, y quitarle a los ricos para dárselo a los pobres, digamos una forma de luchar por la justicia a su manera. En los tiempos actuales ningún gerente de banco, Afp y sociedades se atrevería a cruzar el bosque de Sherwood.
No es posible imaginarse a Ponce Lerou, Lusik, Paullman, Angellini y varios otros, dando pasos por el bosque de Barnsdake, no habrían visto el último árbol del bosque. Asustado estaría y comiendo lechugas amargas en los tiempos de Robín Hood el diputado Farkas, ese que engaño/estafó/robó a miles de víctimas de la dictadura militar, ofreciendo diplomas universitarios que nunca entregaron Farkas/PPD… foto que huele a podrido.
También es necesario hacer recuerdos de Batman… no podemos olvidarlo. Su feroz batalla permanente para derrotar a los corruptos de ciudad Gótica, asunto que nos imaginamos una tarea cotidiana de mucho esfuerzo. Algo hubiera cambiado si el señor de la noche se hubiera interesado en lo que hacían/cometían Cruz Verde y Salcobrand, La Polar, Banco de Talca, las empresas forestales, Celulosa Arauco, el robo de recursos del Estado en la educación particular subvencionada… suma y sigue.
En Chile desde siempre nos hemos acostumbrado a que algo nos quiten de mala manera, un anillo, una joya, una gargantilla de oro, o que algún primitivo entre al gallinero y se lleve justamente a la que pone los huevos más lindos todos los días. Los nuevos tiempos van dejando en el olvido a las viejas tretas, el balurdo, el cuento del tío, ahora es el teléfono y el modelo neoliberal el actor fundamental.
El sistema de AFP es el mejor robo. Todos los días una banda de sanguijuelas sin capucha van sacando billete a billete a 9.5 millones de chilenos, con los cuales se pagan sus millonarios sueldos, y con el cual hacen triangulaciones y ganan más dinero aún, en una carrera avarienta interminable a vista y paciencia de todos los estafados, mientras NO hay absolutamente ninguna instancia o autoridad que salga en defensa. Hay veces que con el Chapulín Colorado, si hubiera sido de verdad… era una alternativa.
Basta con que una profesora jubilada con 35 años trabajados pida limosna para vivir, es asunto y razón suficiente para colocar a un país en cuatro patas… todas arriba. Si es un asunto de números, unos cuantos robando millones ocho horas por día, dando gotas de miseria a millones.
El Llanero Solitario de tarde en tarde nos hace pública una condena por algún delito cometido allá por los noventa, ochenta, cuando ya la memoria lo tenía abandonado. Especialmente cuando estos se cometen en y desde el aparato del Estado, funcionarios que responden al servicio público. Caso MOPGATE… entre tantos. Desde el aparato del Estado siempre salen recursos para bolsillos privados… plata de todos los chilenos.
En esta larga franja la defensa de la propiedad privada es un asunto sagrado. Los empresarios roban apoyados en sus ejércitos de abogados expertos conocedores del sistema tributario, podría decir que eluden, aunque para ser más francos la palabra justa es robar, y ellos son unos ladrones.
Los Señores Templarios deberían habitar en estos tiempos para hacer algo en el Sistema de Salud Pública. Cuando Fonasa paga 2 millones de dólares en cuatro meses por la compra de camas, y se da como razón que el sistema público no las tiene, porque no hay hospitales, porque faltan médicos comienza el bombardeo de millones hacia Clínica Alemana, Clínica Las Condes, Clínica Indisa, Clínica Dávila, Clínica Tabancura. Chile un país con un pobre sistema de salud, incompleto y que se constituye en un delito de Lesa Humanidad, al haber recursos para mejorarlo y por asuntos del modelo económico imperante, se entrega al modelo privado.
Chile actual, un país donde ni con Batman, Superman, los Templarios ni con Robín Hood, ni con el Llanero solitario saldremos del actual estado, al parecer y siguiendo el curso de la historia, dependemos de nosotros mismos… así de simple.
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