La reforma educacional en curso se plantea eliminar las inequidades que producen profundas injusticias mejorando el acceso y la calidad en la educación preescolar, primaria, secundaria y terciaria.
Pero para cometer las menores equivocaciones en la reforma hay que dialogar con los ciudadanos y también con los especialistas, a fin de recoger sus propuestas. Este es el sentido del seminario que el lunes 25 de agosto dictaremos en la Universidad Central con los diversos actores involucrados, contando con destacados representantes de los poderes Legislativo, Ejecutivo, de la Academia y el Empresariado. Más adelante tendremos otra instancia para escuchar a los dirigentes estudiantiles, que por cierto son una voz que no puede faltar.
¿Cuál es la novedad de este seminario con las otras decenas que se desarrollan cotidianamente en el país para discutir la reforma educacional? Bueno, lo especial es que nosotros nos hacemos cargo del tema que algunos peyorativamente llaman “el pariente pobre de la reforma educacional”: las carreras técnicas de nivel superior.
Hemos escuchado fuerte la voz de los estudiantes de pre grado y secundarios; la de los apoderados de educación primaria y secundaria; la de actores relevantes como la Iglesia Católica o rectores de diversos tipos de universidades, ¿pero por qué no se oye la voz de los incumbentes en esta área?
No tengo una explicación lógica, pues si vamos a las cifras hoy representan el 46% de la matrícula de primer año en educación superior el 2014, es decir “no son un grupúsculo”, recordando una revolucionaria frase de mayo del 68 en Francia. Pertenecen sus alumnos a los quintiles más bajos de la sociedad, es decir que si hablamos de inequidades hay que partir por acá, más aún si les cuento que según datos de Vertebral solo el 17% de los recursos que el Estado invierte en Educación Superior van a la Educación Técnica y, otro marrasquino para la torta: las becas que otorga el Estado en los pre grados es muy cercana al arancel referencial, en cambio acá significa menos del 70%, lo que obliga a que los alumnos más vulnerables deban hacer el mayor copago.
Otra preocupación que debería estar en la agenda de los medios de comunicación es que mayoritariamente se rechaza el lucro en la educación superior, sobre todo si son entidades que cuentan con aportes del Estado, ¿pero dónde se discute si se seguirá permitiendo en los Centros de Formación Técnicas y los Institutos Profesionales? Hasta ahora no se escuchan voces disidentes.
Si pensamos que en 4 o 6 semestre podemos cambiar cualitativa y cuantitativamente la vida de una persona y que, si además cuando la educación técnica la imparten universidades (que son solo el 3% de la oferta) se puede continuar con articulación de estudios, se debería tener más consideración por esta área de la formación. Para muestra solo un botón: el actual rector de una prestigiosa universidad, la Técnica Federico Santa María, don José Rodríguez Pérez, inició su educación superior estudiando Técnico Electrónico y no solo llega a poseer un doctorado, sino que además ejerce el cargo de mayor prestigio en una entidad de educación superior. Esta historia se puede y debe seguir repitiendo y no como excepción, pero para eso hay que trabajar en los fuertes prejuicios que nuestra sociedad tiene sobre quienes se forman como técnicos y, además hay que conocer y discutir las grandes diferencias que existen entre esta formación y la profesional, para legislar de acuerdo a lo que se necesita, no a lo que desde el gabinete se piensa.
Por Romy Schmidt Crnosija
Ex Ministra de Estado
Directora General
Instituto de Carreras Técnicas de la Universidad Central
Columna: Preocupación por el Pariente pobre de la Reforma Educacional por Romy Schmidt Crnosija http://t.co/TI2mkQolZE