No más Propaganda Religiosa Infantil

Publicado por Equipo GV 3 Min de lectura

Lirayén Medina Oliveraniño

Viendo la sección de inicio en Facebook, me encontré con la imagen a la derecha. La persona que la publicó escribió: “Comparte y dale todos los ‘me gusta’ que se merece este angelito”.

¿Cómo es posible que exista tanta gente comentando alabanzas a Dios por brindarle felicidad a un niño, cuando lo que realmente necesita es un hogar, educación, salud y una alimentación apropiada? Porque claramente podemos ver que el niño no vive en las mejores condiciones.

La ley de publicidad y propaganda chilena deja en claro, en el capítulo tres, artículo veinte, inciso cuarto, que “Los impresores o editores de diarios, revistas, periódicos, escritos, impresos, carteles, afiches, avisos, inscripciones, volantes o emblemas, en cuyos talleres impriman o multipliquen fotografías, imágenes, dibujos, palabras, frases o artículos de contenido obsceno atentatorios contra la moral o las buenas costumbres, deberán pagar entre 3 a 10 UTM”. Considero que a este niño le han hecho una falta moral debido a que se manipula su vida y sus alrededores para conseguir un fin egocéntrico y patético como lo son los “me gusta”.

Según la Unicef, alrededor del 22% de los niños en Chile vive en la pobreza extrema vulnerable a diversas enfermedades, a un escaso acceso a la educación básica y a un pobre acceso a la salud pública. Considero que utilizar imágenes de este tipo sin el consentimiento ni del niño ni de sus padres es una falta de respeto y un abuso de poder. No se debe jugar con este tipo de realidades para fines egoístas como lo es el obtener “me gusta” en Facebook.

Uno de los derechos fundamentales del niño, según la Unicef, es lograr que toda la sociedad y sus autoridades políticas cumplan con sus obligaciones y respeten todos sus derechos, como el respeto, el derecho a una alimentación adecuada, acceso a la salud y a la educación y el derecho a ser protegido y amado. Este niño no necesita “me gusta” en Facebook, ni un “aleluya” como comentario. Necesita de alguien que se encargue de él y no debería ser usado para propaganda religiosa por el respeto que se merece y por los derechos inalienables que le corresponden.

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