Ezequiel Villa Moreno
El intrépido aventurero Peter Quill (Star Lord) es objeto de un implacable cazarrecompensas después de robar una misteriosa esfera codiciada por Ronan, un poderoso villano cuya ambición amenaza todo el universo. Para poder escapar, Quill se ve obligado a formar un equipo de cuatro personajes disparatados.
Rocket, un mapache armado con un rifle y acompañado de su inseparable amigo Groot un humanoide con forma de árbol, la letal y sensual Gamora y el vengativo Drax the Destroyer. Pero cuando Quill descubre el verdadero poder de la esfera, deberá hacer todo lo posible para derrotar a sus excéntricos rivales en un intento desesperado de salvar el destino de la Galaxia.
Hablar de James Gunn no es hablar de un gurú de los cómics, es hablar de un tipo que su film más conocido fue Movie 43 por el cual no será precisamente recordado, sino más bien repudiado, contaba con un buen reparto pero era soporífera. De ahí si nos vamos más atrás, podemos encontrar algo de relación con los superhéroes en formato de comedia negra, un film independiente y que es un testimonio fehaciente de lo que era capaz.
Y volvemos a sumergirnos en el mundo Marvel, soy culpable de no creer en esta película, de estar un poco cansado de tanto final previsible y de tanto superhéroe serio y correcto. Me apetecía que el gigante se rasgará las vestiduras y nos demostrará la originalidad de sus personajes.
Voy al estreno. Sé que las críticas lo avalan, pero como buen “objetor de conciencia”, yo creo lo que veo.
Me presentan a un señor llamado Star Lord, Peter para los amigos, nacido en la tierra pero usurpado por manos alienígenas. En ese momento, voy a visitar la Galaxia y se nos va a presentar un futuro gris, una esfera tiene la culpa, ahí reside todo el poder y el que la disponga dominará a su antojo.
Ahí es cuando Stard Lord forma un cuarteto muy singular, cada uno a su manera, busca la redención.
El tono cómico es la tónica general del film, es ingeniosa y dispone de mundos perfectamente creados.
La música es un viaje a los 80 y armoniza las escenas, siempre con la ironía como bandera.
Después de mis altibajos emocionales con los superhéroes recupero la fe y me convenzo de que la conversión cómic-superproducción es posible.
Una acción constante con sarcasmo, personajes que confluyen y huyen de estereotipos, el bien de la galaxia está en juego.
He vislumbrado esos dibujos que uno veía cuando no era tan pequeño y le permitían creer que la imaginación es capaz de todo. Podría ser soez pero es inteligente, también burda pero resulta imprevisible.
Trama bien hilada, un giro en las adaptaciones de Marvel que era tan necesario como esperado.
No esperéis un cine de profundidad pero si entretenimiento en estado puro, se han violado los códigos no escritos, la irreverencia es posible.
Por fin, alguien se ajusta a los tiempos, en 120 minutos sobra para llegar al espectador y no adormecerlo parafraseando continuamente la sinopsis. Porque cuando buscas salvar la galaxia lo haces y punto, deja la verborrea para el final. Queremos explosiones y acción a raudales y eso nos lo da Guardianes de la Galaxia, sin dilación y sin extorsión.
Hay una buena noticia y es que ya tiene secuela para el 2017, tenemos historia con el otro villano Thanos, que poco se deja ver, pero que nos advierte que será más duro que Ronan.
Esperaros a los créditos sino habéis tenido suficiente, os aguarda una sorpresa.
NOTA: 7
LO MEJOR: El mapache Rocket, te lo llevarías a casa y harías de él tu mascota. Es el alma de la comedia.
LO PEOR: que los chistes malos son a veces un mal recurso.
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