Aunque el proceso pueda parecernos exactamente el mismo, leer en papel y leer online no parece ser lo mismo, al igual que escuchar un mensaje y leerlo tampoco activa las mismas regiones de nuestro cerebro.
Al menos es lo que sugiere una investigación de la Universidad de Houston que señala las diferencias cualitativas entre leer una noticia a través de Internet y hacerlo en los periódicos convencionales, sin entrar a juzgar qué método es tecnológicamente más interesante.
El descenso en picado de las ventas de periódicos físicos a favor de los periódicos digitales o los agregadores de noticias personalizados pudiera no ser la panacea de la nueva era de la información, al menos en cuanto a número de noticias leídas, comprensión y memorización de las noticias por parte del lector medio.
Para detectar las diferencias entre la prensa online y offline, Arthur D. Santana y sus colegas de la Universidad de Houston formaron dos grupos de estudiantes universitarios. Un grupo tenía que leer la versión impresa del The New York Times, y el otro debía leer la misma edición online. A ningún participante se le reveló que se le estaba poniendo a prueba su capacidad para recordar noticias.
Después de veinte minutos de lectura, se les solicitó a los participantes que recordaran la mayor cantidad de titulares, temas generales y puntos principales de las noticias leídas. Los lectores offline recordaron un promedio de 4,24 noticias, mientras que los lectores online recordaron un promedio ligeramente inferior: 3,35.
La razón de esta discrepancia aducida por Santana estriba en la propia naturaleza de la Web, que permite escanear las noticias más que resultar metódico en su lectura. Además, en el medio donde leemos suelen producirse toda clase de interrupciones o llamadas de atención en forma de enlaces a otras noticias o juegos.
A ello se suma que la naturaleza de las noticias online resulta efímera, puede aparecer y desaparecer sin previo aviso, incrementando la sensación de que quizá no vale tanto la pena recordar lo leído. También confiamos en que la noticia se encontrará al mismo tiempo en otros lugares de Internet, almacenada electrónicamente, y por tanto resultará fácilmente recuperable, lo que evita sintamos que necesitamos recordarla.
Finalmente, la configuración online no ofrece las noticias con una jerarquía estable que señale las historias más importantes frente a las menos importantes. Las jerarquías online son cambiantes, y además es el propio lector quien las puede establecer, así que el lector medio es menos apto para recordar las noticias más relevantes frente a las más irrelevantes.
Por ejemplo, un periódico contiene 68,3 palabras de uso poco frecuente por cada mil palabras; los libros para adultos, 52,7 palabras por cada mil. Por el contrario, los programas televisivos para adultos más vistos únicamente contienen 22,7 palabras raras. Internet, debido al énfasis puesto en la velocidad, la navegación, la multitarea y la necesidad de establecer referencias rápidas, favorece las construcciones con palabras sencillas y una estructura de frases simples.
Comparte este artículo
Deja un comentario