Hombre con Parálisis Vuelve a Caminar Gracias a una Terapia Pionera

Publicado por Equipo GV 5 Min de lectura

Hombre con Parálisis Vuelve a Caminar Gracias a una Terapia Pionera«¡Estás haciendo historia! Esto es más impresionante que el primer paso en la Luna». El doctor Geoffrey Raisman no tiene que esforzarse mucho para contagiar su entusiasmo al paciente, Darek Fidyka, que vuelve a caminar por su propio pie cuatro años después de haber sufrido una puñalada por la espalda que cortó en dos su médula espinal.

«Es una sensación increíble, como volver a nacer», certifica el hombre de 38 años y de origen búlgaro, ante la mirada del segundo gran artífice del milagro: el neurocirujano polaco Pawel Tabakov. La escena para la posteridad la captan las cámaras de Panorama, el programa de la BBC que durante un año ha estado viviendo desde dentro este paso de gigante que ha devuelto la esperanza a miles de pacientes con parálisis.

El caso de la prodigiosa recuperación de Darek Fidyka -posiblemente el primer paciente con sección medular completa que ha vuelto a caminar- ha sido extensamente documentado y ha logrado esta semana el reconocimiento de los expertos en la revista especializadaCell Transplantation.

Curiosamente, la clave de la recuperación del paciente con lesión medular ha estado en sus narices. O más en concreto, en las células de la glía envolvente olfatoria (CGEO), que forman parte del sentido del olfato y tienen una gran capacidad regenerativa. En una primera operación, los cirujanos extrajeron un bulbo olfatorio al paciente. Dos semanas después, las células cultivadas fueron implantadas mediante microinyecciones, por encima y por debajo de la lesión medular.

Darek Fidyka pasó por una tercera intervención, esta vez para extraerle tejido nervioso del tobillo que le fue trasplantado, también junto a la médula, para desempeñar la función de andamio mientras se producía la renovación celular. Tres meses después, y siguiendo la misma rehabilitación que hasta entonces no había surtido efecto, el paciente notó cómo los músculos de la pierna izquierda empezaron a desarrollarse.

A los seis meses, Fidyka estaba dando ya sus primeros pasos en unas barras paralelas. Al cabo de dos años, es capaz de conducir su coche y llegar por su propio pie hasta el centro de rehabilitación del hospital de Breslavia con la ayuda de un andador. «El paciente no puede bailar aún, pero está absolutamente encantado con la evolución», admite el profesor Geoffrey Reisman, al frente del Instituto de Neurología del University College de London. «El caso es que puede mover las caderas y sus piernas se están recuperando. Ha sido capaz de volver a hacer su vida normal y eso es lo que cuenta».

«Nuestra idea es lograr la financiación para someter al mismo tratamiento a otros 10 pacientes más, durante los próximos tres años, en Polonia y el Reino Unido», asegura Reisman. «Nuestra esperanza es que estos tratamientos sirvan de evidencia suficiente para convencer a otros neurocirujanos. El número de pacientes con parálisis es enorme, hay millones de personas esperando y todo esto podría desarrollarse muy rápido con el apoyo de la comunidad global de neurocirujanos».

Reisman destacó en sus años como investigador en Oxford demostrando cómo el cerebro y la médula espinal responden a las lesiones creando nuevas conexiones. «Las fibras nerviosas se están intentando regenerar todo el tiempo, pero tienen que encontrar un canal a través del cual pueden transitar», sostiene el investigador del UCL. «Es como si un motorista llega a un carretera cortada, y a través de otras rutas acaba encontrando su destino».

En 1985, Reisman obtuvo el reconocimiento mundial por sus investigaciones con las células de la glía envolvente olfatoria. Por su extraordinaria capacidad de autoregeneración, Reisman está convencido de que los tratamientos con CGEO pueden servir no sólo para lesiones medulares, sino también casos de parálisis cerebral, ceguera o sordera.

«Lo que estamos haciendo con nuestro tratamiento es construir un puente que permite que las fibras nerviosas rellenen un vacío», sostiene Reisman. «Las células olfatorias abren una puerta a cada lado del tejido roto y crean un camino que luego pueden seguir los nervios».

Vía elmundo.es

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