EXPLOTACIÓN IRRACIONAL DE LOS RECURSOS NATURALES HACE PELIGRAR NUESTRA SOBREVIVENCIA

Por Hugo Pérez White

Chile es un país rico en minerales y sus recursos siguen siendo fuente de generación de riquezas para sus propietarios y proveedora de trabajos múltiples relacionados con la minería y sus derivados.

La zona norte fue el centro de atracción minera en un tiempo no muy lejano de nuestra historia auge económico generado por la explotación del salitre donde se vivió una etapa de esplendor, actividad que produjo mucha atracción laboral y aumento considerable de la población flotante en las ciudades del norte del país constituyendo pueblos y ciudades con gran actividad social, deportiva y cultural.   Triste epílogo tuvo esta euforia del salitre en el norte de Chile al producirse una guerra entre la confederación peruana – boliviana y los chilenos que dio origen a la guerra del pacífico y cuyas consecuencias hasta el presente nos perturba la convivencia diaria, engendrando un odio que ha sido difícil de erradicar en las mentes de los propios protagonistas que sobrevivieron al conflicto bélico y que vieron frustradas sus ambiciones de triunfo y esta situación se ha traspasado a varias generaciones y probablemente perdurará por muchos años más.  Puede ser que el fallo de la Haya recientemente finalizado con los peruanos, anestesie para siempre estos rencores del pasado y alguna vez podamos vivir en paz como buenos vecinos en este hermoso continente.   Nuevamente la corte internacional de Justicia de La Haya nos tiene los nervios alterados ante una demanda reclamando la salida al mar con soberanía de parte del gobierno boliviano que ha acompañado con su aprobación ciudadana una demanda jurídica fuerte por una salida al mar a través de un corredor territorial por el norte de nuestro país.- Total los bolivianos con su presidente a la cabeza no tienen nada que perder y sí mucho que ganar.

Pronto veremos quién tiene la razón.

El salitre desapareció de muerte natural, las pampas áridas del desierto quedaron horadadas y sólo yacen vestigios de una cultura que se fue quedando plácidamente dormida.  El cobre es actualmente nuestra principal riqueza minera y muy cotizada en las bolsas del mundo y pese a las crisis financieras internacionales y a los vaivenes de la economía mundial no perdemos las esperanzas que el cobre seguirá siendo el sostén de nuestro desarrollo y que pronto estaremos volviendo lentamente a la normalidad bursátil.    El carbón también tuvo su época de esplendor en ciudades del sur chileno y esa euforia duró hasta que las minas se cerraron dejando a su paso enormes túneles y socavones convertidos en laberintos misteriosos y que hoy sólo se guardan en el baúl de los recuerdos y en las mentes de miles de trabajadores que hicieron del carbón su razón de vida siendo el único sustento para mantener a sus familias.

El extenso mar que baña nuestras costas, también ha sido motivo de sobre explotación y sus recursos naturales están en vías de extinción lo cual perjudicará también a muchos pescadores que ven en el mar el motivo de su existencia situación que se verá afectada por la pérdida de mar en el límite marítimo con Perú espacio que fue entregado a nuestros vecinos litigantes y promotores del arbitraje, el cual perjudicará las faenas extractivas de especies marinas a muchos trabajadores artesanales de la pesca que se abastecían de los recursos que se producen en el espacio marítimo perdido en el fallo reciente y del cual dejamos de tener soberanía.

La tala indiscriminada de árboles y los incendios que han terminado quemando cientos de hectáreas que alguna vez dieron vida a hermosos paisajes hoy son nostálgicos recuerdos, porque la furia devastadora del hombre y la fuerza desgarradora de la naturaleza continúa haciendo estragos y si seguimos en esta dirección devastando nuestros bosques, en algunos años más tendremos que caminar por nuestro largo territorio con mucha precaución, nostalgia y tristeza para no destruir lo poco que va quedando de nuestro maravilloso entorno natural que hemos heredado de nuestros antepasados y que hubiese sido maravilloso haberle entregado a nuestros descendientes.