BOMBAS DE RACIMO EN LA POLÍTICA

Publicado por Equipo GV 9 Min de lectura

Por Arturo Jaque Rojas.

GVCuando estallan las bombas de racimo, la devastación  es atroz en todo sentido, tanto como “sub-municiones que causan diferentes daños, como perforar vehículos blindados con su carga explosiva” o “alcanzar y herir a la mayor cantidad de gente posible con sus fragmentos de metralla o comenzar incendios”.

Es lo que le  ha sucedido a la  clase política y al estamento empresarial, aunque  parece que todavía no ha tomado conciencia, ni dimensionado la magnitud de los daños directos y colaterales; tampoco, evaluado las secuelas y sus coletazos. Por el contrario,  contumaces como son, pretenden seguir aplicando la política de borrón y cuenta; perdonazo general; “aquí no ha pasado nada”, total “los chilenos tienes mala memoria”; o el ya  archiconocido gatopardismo; es decir, cambiarlo todo, para que no cambie nada.     Algunos hechos, sin embargo, como mentís de  su cerrazón,  son demasiados porfiados.

Con perplejidad  y delirio,  observamos como el caso Penta explotó en otras  direcciones, para ramificarse en el caso Soquimich y otros  tantos más como Aguas Andinas, Corpbanca,  Corpesca  hasta ahora;  en los cuales, toda  clase de personajes de diversa “orientación ideológica”,  se encuentran involucrados,  desde senadores, diputados y diputadas-  las mismas personas que deben elaborar las leyes y  fiscalizar a los otros poderes del Estado-,  siniestros e inescrupulosos operadores políticos, hasta saber hace poco  que  hubo una pre-campaña, lo  que podría alcanzar a  la  señora instalada en la Moneda, cuya credibilidad ya va al nivel de las alcantarillas. Últimamente, hasta los alcaldes- al menos dos-  están con la basura  hasta el cuello.

Es cierto que las investigaciones avanzan, eso sí no con la celeridad debida o esperada; pero también es una cruda certeza que los mecanismos de la maquinaria,  se  han activado para efectos de que a la postre ojalá todo esto quede en nada. A lo sumo, podrían rodar las cabezas de algunos mandos medios y de tropa, pero los altos mandamases no  deberían ser tocados por la  justicia, tal como en su momento acaeció con el  felón Ricardo Lagos.

Por demás, debemos recordar que los delincuentes del caso Penta, principal asociación ilícita para el financiamiento de la UDI,  se encuentran en sus hogares disfrutando de un estándar de vida que no tienen los reclusos comunes y corrientes; hasta verán de “La Copa América  en High  Definition”.

Así y todo, los mass media,  controlados por la  derecha y los grupos económicos, nos  saturan con montañas  de información para  dar la sensación  de que “las instituciones funcionan”,  y de que el cuarto poder está haciendo su trabajo. Sin embargo, huelga decir que el vecino anónimo se queda  con la impresión ratificada, introyectada en su fuero interno, de que “todos los políticos son  iguales  y que la política es sucia”.

Ni  les importa, ni les interesa que un ciudadano o una ciudadana de a pie, engendre una conciencia crítica y lúcida sobre la problemática, sus orígenes, alcances, implicaciones y eventuales  consecuencias; sólo trabajan para aturdir con tanto dato, nombre, tecnicismo, para impedir todo intento honesto de sopesar, meditar, analizar,  concluir y adoptar una postura; colman todo espacio y tiempo con la basura, el excremento, la escoria de siempre, indispensables para impedir a todo trance  el despertar de la  inteligencia y el discernimiento del telespectador  promedio; para, en suma, evitar que pueda  atar cabos y sacar las conclusiones radicales; y se transforme  en un  ciudadano  en rebeldía permanente e irreductible.

Tal como se dan las cosas, es imposible que se percate de que funciona inexorable el  modelo neoliberal, naturalizado como si fuera  absoluto e irrefutable en su esencia;  menos incluso imaginar luchar por reconquistar la soberanía, tan cacareada  a la hora de salvaguardarla en la disputa con Bolivia, por ejemplo; siendo que-¡oh dioses del Mercado Todopoderoso, que perdona todas las contradicciones, incluso las más  burdas!- los sátrapas, los paniaguados y testaferros del sistema no dudaron en sacrificarla  con “la ley Longueira”.

Por lo que si en verdad  queremos salir de esta encrucijada, debemos atravesar “El Rubicón”,  tomando  el único camino que es posible acometer  a fuera de una revolución ciudadana que ponga en jaque  y con ulterioridad dé al traste con el engendro  concebido entre  la dictadura  pinochetista y la banda de ladrones y fementidos de la  concertación. Una revolución, con mayúscula, que  no tiene que  ser, como lo he formulado en otros escritos,  a la usanza  de las  del siglo XX,  ni tampoco  a la luz de modelos o ejemplos- algunos de ellos ricos y fructuosos de la alborada del siglo XXI- que, no obstante, no calzan ni están en consonancia con nuestra historia e identidad. Como no soy un iluminado, ni integro una vanguardia jacobina, menos funcionario de partido,  me arriesgo con la fuerza  de mis convicciones a  sostener que  un punto de inflexión debe suceder o sobrevenir.

Entre paréntesis, se tiende a pensar que jamás hubo una transición; que nunca hubo voluntad de  enjuiciar al tirano; que los criminales condenados fueron algunos de  los rostros visibles del horror, y sus lugartenientes más feroces y sanguinarios; que el modelo fue aceptado a priori porque generaba riqueza, pero para unos  cuantos y al pueblo se lo mantendría ora sobre la base  de chorreo  en su momento, ora   sobre la base de bonos y otras migajas; mientras que, tras  bambalinas, ellos y ellas se  devorarían  la casi totalidad de  la riqueza…Tengo tanta indignación que  me atrevo a  proferir  un exabrupto: ¡la certidumbre que nos metieron  algo muy  doloroso en el ojo!..

Retomando la  idea  central,  contemplamos como una cáfila de allegados a las mafias que dominan este país, económicas y políticas, ganapanes  tales como Fulano, Zutano, Perengano,  Merengano, Perico de los Palotes y Perogrullo, han desfilado por los  tribunales- como suelen  escribir o decir los sesudos  periodistas que trabajan en los medios del duopolio y de los canales de televisión que pertenecen al status quo, en un arranque de genio y talento- y se  han entrevistados con los  fiscales que llevan los diversos casos y sus respectivas aristas.  Ninguno ha acabado en chirona; o si lo han hecho, ha sido una  burla  descarnada.

Mas ronda la pregunta; más  bien el temor fundado sobre  si estas diligencias se extenderán mucho más, tanto que se perderán de vista, se difuminarán y se olvidarán al final, para dar paso a  otras  noticias tan relevantes  como que  las eternas teleseries turcas pasaron de moda; o que Chile, por arte  de  birlibirloque,  gane la  copa que  disputará, y que  la  gente en una acto de catarsis  eche al saco roto la absoluta pérdida de soberanía real y efectiva en las garras de este monstruo que es el neoliberalismo, y sus  derivados tales  como la opresión, la explotación, las  miserias que sufren sólo- ¡adivinen quiénes?- los nadie, parafraseando a Galeano; amén del sobrendeudamiento,  la educación del siglo XX  de calidad paupérrima, la salud que hace  rato está con un pie en la tumba, como una retahíla y salmodia que  no terminan.

Con asesores  como Enrique Correa-este tunante de siete suelas haría ruborizar a Joseph Fouché-  cuya empresa Imaginaccion Consultores, asesora y apuntala la defensa de   moros y cristianos, su apuesta  debe ser mucho más compleja y elaborada que esperar sólo que el reduccionismo anestésico de los  partidos de fútbol desplace  la corrupción del centro de la atención pública, aunque  en algo contribuyen.

Tal como visualizo el panorama,  cabe concluir con un corolario clave: Ellos y ellas, ya perdieron toda legitimidad;  lo que en el fondo les interesa un comino; al contrario, pretenden retener y restaurar la institucionalidad y gobernabilidad; y es hacia esos dos objetivos, donde debemos apuntar, con las armas de  la  la razón, la inteligencia, el rescate de la memoria,  la pugna por los derechos reconquistados, la dignidad renacida, la conciencia social, el aliento internacionalista…

 

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