Por Rodrigo Durán Guzmán
Monje, fakir y guerrero. Motivador sin filtro por excelencia y con ganas de incomodar a cuanto establishment existe, independiente de color político u otros, eran parte del sello de un personaje que tuvo mucho de eso, pero también de chileno. Fiel a su estilo, un 18 de septiembre de 2015, será recordado como el día en que el gurú, ese personaje creado en la mente de un loco lindo, dio su último respiro: por la prensa nos enterábamos del fallecimiento, producto de suicidio, de Eduardo Guillermo Bonvallet Godoy quien pudo, y de paso ayudando a otros, sortear cuanta adversidad se cruzó por su camino pero hubo una que fue siempre su compañera hasta el final de sus días: la depresión. Una enfermedad que no mide estratos sociales, poder adquisitivo, nivel educacional u otros porque, simplemente y una vez manifestada, impacta no sólo en la vida de quien lleva consigo ese yugo sino también en su entorno familiar, sus amigos y seres queridos. Y para lograr la profundidad del presente escrito, entre cada párrafo, intercalaré fragmentos de la canción “everybody hurts” (o en español “todo el mundo hiere”) que tanto gustaba al gurú y que servía de fondo para sus monólogos más profundos.
“When your day is long and the night, the night is yours alone, when you’re sure you’ve had enough of this life, well hang on. Don’t let yourself go, ’cause everybody cries and everybody hurts sometimes”(Cuando tu día es largo y la noche, la noche es tuya solamente. Cuando estás seguro de que has tenido suficiente de esta vida, resiste. No te dejes ir, porque todos lloran y todos hacen daño algunas veces).
Fíjese que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en todo el mundo unos 350 millones de personas tienen depresión y, que para el año 2030, esta condición será la que más gastos por discapacidad y pérdida de años de vida generará, superando a los accidentes, las guerras, el cáncer o los infartos. En el caso de Chile, y según la última Encuesta Nacional de Salud (ENS), el 17,2% de la población tiene depresión, una prevalencia más alta que el promedio mundial, de un 15%. A esto se suma el alto índice de suicidios, que en casos extremos es consecuencia de esta patología y que ha aumentado un 60% en los últimos 10 años, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que agrupa a 34 países , incluido Chile. En tanto, y según cifras del Ministerio de Salud nacional, el año 2010 la tasa de suicidios por cada 100 mil habitantes era de 11,7%.
“Sometimes everything is wrong. Now it’s time to sing along. When your day is night alone, hold on if you feel like letting go, if you think you’ve had too much of this life, well hang on” (A veces todo sale mal. Ahora es hora de cantar. Cuando tu día es una noche solitaria, resiste si te sientes como soltándote, si piensas que has recibido muchos golpes de esta vida, resiste).
Complementando los datos, y desde una perspectiva teórica, el sociólogo francés Émile Durkheim establece el suicidio como un fenómeno social rompiendo, de paso, la tendencia tradicional de considerarlo como un fenómeno estrictamente individual y por ende sólo como objeto de la psicología o de la moral. Para ello Durkheim establece categorías (egoísta, altruista, anómico y fatalista) en base a la definición de que “Se llama suicidio a todo caso de muerte que resulte directa o indirectamente de un acto positivo o negativo, ejecutado por la propia víctima, a sabiendas de que habría de producir este resultado”. Al respecto, desde ya le extiendo la más cordial invitación a adentrarse en esta teoría social para ahondar en su comprensión y, de paso, aprender a enfrentarla.
“Don’t throw your hand. Oh, no. Don’t throw your hand. If you feel like you’re alone, no, no, no, you are not alone” (No lances tu mano. Oh, no. No lances tu mano. Si sientes que estás solo, no, no, no, no estás solo)
Cuando propongo en el título de esta columna que “Todos somos Bonvallet” lo que trato de refrendar es que ninguno de nosotros está ajeno a ser víctima de esta enfermedad. Porque por más que uno enfrente la vida con optimismo, con mentalidad de triunfo y regalando una sonrisa día a día no debemos olvidar que somos seres humanos y, como tales, estamos expuestos a situaciones que afectan, valga la redundancia, a seres humanos. Como bien expongo en párrafos anteriores, Chile es un país con altos índices en la materia y las preguntas que caben entonces son: Sí estamos en conocimiento de esta información, ¿Qué estamos haciendo como país, desde las políticas públicas, para su prevención? ¿Qué situaciones o acciones nos están llevando a tener una ciudadanía propensa a estados depresivos? ¿Nuestro sistema de salud reúne las competencias, tanto humanas como técnicas, para responder a las urgencias de una población inserta en un mundo de inmediatez, largas horas de trabajo, escaso tiempo para el ocio y altos índices de endeudamiento? Cierto, el fallecimiento de Bonvallet coloca nuevamente el tema en la palestra pero, ¿Qué pasa con aquellos compatriotas que no gozan del reconocimiento público, de espacios de notoriedad para sacar la voz y expresar, entre otros, que simplemente no tienen ganas de nada?
“If you’re on your own in this life, the days and nights are long, when you think you’ve had too much of this life to hang on” (Si vas por tu cuenta, en esta vida, los días y las noches son largos. Cuando piensas que has recibido muchos golpes de esta vida como para aguantar)
Ciertamente el hecho no pasó inadvertido en una semana marcada no sólo por nuestros festejos patrios sino también por un nuevo terremoto que causó estragos en las vidas de las chilenas y chilenos. En este sentido, pareciera que la tónica de nuestro país fuera pasar de la alegría a la tristeza. Basta con salir a las calles y constatar que mientras unos sonríen otros no lo están pasando nada de bien. No obstante lo anterior seguimos en pie, batallando y dando la pelea por más empinada que sea la colina. Eso es parte de nuestra identidad, de lo que nos define como chilenos, pero también un síntoma de que algo como sociedad nos está pasando y no tenemos ni tiempo ni ganas de seguir esperando porque la alegría, más temprano que tarde, llegue a todos y cada uno de los habitantes de esta larga y angosta faja de tierra. Mientras, chilenas y chilenos, resistan, no bajen los brazos, busquen ayuda si la necesitan y continúen luchando por su felicidad.
“Well, everybody hurts sometimes everybody cries. Everybody hurts, sometimes. Everybody hurts, sometimes. So, hold on, hold on” (Bueno, todos hacemos daño algunas veces. Todos lloramos. Todos hacemos daño algunas veces. Todos hacemos daño algunas veces. Así que resiste, resiste, resiste)