En vista de los resultados del Simce de Educación Física creo oportuno manifestar mi preocupación frente a un tema que impacta no sólo en el ámbito de la salud, sino que también en lo educativo y social.
Por Patricio Arroyo
Director de Pedagogía de Educación Física
Universidad San Sebastián.
Esta medición se ha realizado desde el año 2010 a la fecha y los resultados no han variado significativamente. Si bien se han observado algunos esfuerzos desde el punto vista del currículum y las políticas públicas en el ámbito de la actividad física, se requiere tomar medidas más drásticas que pongan a la asignatura de educación física como un eje motor en la promoción de estilos de vida saludable y la práctica del ejercicio de manera sistemática.
Lo anterior no apunta sólo a aumentar las horas de clase dentro del currículo escolar, ya que la evidencia demuestra que con dos o cuatro horas a la semana no basta. Se requiere de un trabajo mancomunado que aborde el problema desde una manera integral. Por lo tanto, es necesario que el Ministerio de Educación se haga cargo con un plan de desarrollo, que comience desde el nivel pre escolar incorporando horas de educación física con profesores del área y que vaya aumentando de manera progresiva hasta la educación media, generando el hábito que permita tener adultos con la necesidad de realizar actividad física.
Un segundo punto estaría asociado a la comunidad educativa, la que debe comprometerse a generar ambientes para que se practique ejercicio, involucrando no solamente a los estudiantes, sino a los padres, familia y toda la comunidad en la práctica de actividades físico-deportivas. También es importante que las políticas públicas masifiquen la realización de la educación física, que existan profesores que eduquen físicamente a la población explicando desde el funcionamiento de las máquinas hasta una programación básica.
Paralelamente a estas medidas es importante trabajar de manera multidisciplinaria, ya que los índices arrojados por el Simce nos demuestran que tendremos adultos enfermos, ya que al no tener un componente muscular adecuado, un índice de riesgo cardiovascular elevado afectará de manera directa a los sistemas de los individuos generando con mucha antelación las enfermedades asociadas al sedentarismo, como lo son las enfermedades crónicas. Lo anterior es un llamado de alerta, porque aún estamos a tiempo de formular medidas que impacten a la población y entender que el ejercicio es un control protector que generará una disminución a los costos asociados a estas enfermedades.
Gran Valparaíso – PREOCUPACIÓN POR SIMCE DE EDUCACIÓN FÍSICA https://t.co/IIhGMLbnFp
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