Sr. Director:
El Informe Anual 2022 de Seguridad y Salud en el Trabajo, la medición más actualizada que tenemos a disposición señala que 2 de cada 3 trabajadores (67%) que presentaron una enfermedad profesional reconocida de origen laboral durante ese año, corresponden a diagnósticos de salud mental. La cifra representa un aumento respecto de 2021, año en que alcanzó el 52% del total. El resto de los orígenes bajaron o mantuvieron sus cifras.
El Cuestionario de Evaluación de Ambientes Laborales de Salud Mental, vigente desde el 1 de enero de 2023 y obligatorio de aplicar para todas las empresas, establece una guía evaluativa de los cambios que se deben implementar. Desafíos no menores considerando los factores de riesgo y aspectos subyacentes asociados.
En base a esto, la responsabilidad no puede quedar solo en manos de las empresas y en la capacidad de estas para implementar estrategias y mecanismos orientados a prevenir factores de riesgo y/o políticas internas de salud mental para ambientales laborales. Deben generarse apoyos, programas y políticas que den soporte a este panorama actual.
La pregunta es: ¿estamos preparados para gestionar los factores psicosociales en ambientes laborales? El panorama no es alentador con una sociedad cada vez más “enferma” en la dimensión de salud mental, sin equipos especializados, sin políticas y planes internos que aborden estos factores, en donde la pérdida de límites entre la vida laboral y privada es parte de la cotidianidad de los ambientes laborales.
Gerardo Hume Calderón
Académico de Vinculación con el Medio
Escuela de Terapia Ocupacional Universidad San Sebastián