Señor Director:
Tal como lo han señalado expertos/as, muchos nos encontramos abocados a intentar hacer sentido y explicarnos la pandemia “que como una marea va cubriendo el globo entero”. Nos han advertido que nos encontramos expuestos a tener que convivir en esquemas y tiempos que no son los tradicionales, y que aumentan las probabilidades de tensión y roces incluso con nuestros seres queridos. Pero en estas circunstancias de reestructuración de nuestras rutinas de manera obligada y sin esquemas de preparación previa, se nos abre también una oportunidad para enfrentarnos a las preguntas trascendentales sobre la cotidianeidad que -en tiempos de posmodernidad- nos resultan fáciles de evadir.
El cambio de escenario de nuestras rutinas y dado que se trata de algo impuesto más allá de nosotros, se puede vivir sin culpa y nos permite cuestionarnos justamente el cómo llevamos a cabo esa rutina. La gran oportunidad aparece entonces para revisar cómo nos relacionamos, a quién dejamos entrar y por qué, cómo queremos seguir desarrollando nuestros vínculos más preciados, qué significa la distancia (física, emocional, virtual), qué puertas queremos mantener abiertas, abrir de nuevo o cerrar de manera clara.
En este escenario, de pandemia, de cambio, existe una oportunidad de crecimiento en lo personal, para fortalecernos en la convivencia con otros.
Macarena Lucar Arce
Decana Facultad de Ciencias Sociales y Comunicaciones
Universidad Santo Tomás