El Sol está ahora en su máximo de actividad magnética y estos días están apareciendo grandes manchas solares, con un tamaño total de 30 veces el de la Tierra, lo que no ocurría desde 2003 y ha puesto en aviso a la comunidad astrofísica.
Con 4.650 millones de años, el Sol presenta un ciclo de 11 años (promedio) a lo largo del cual su actividad magnética varía entre un mínimo y un máximo, cuando se registran una mayor cantidad de manchas solares que se aprecian como zonas más oscuras por su menor temperatura.
Las erupciones o fulguraciones no son lo mismo que las manchas solares, pero existe una relación. Las manchas son el almacén que proporciona las provisiones energéticas para las erupciones. Éstas son explosiones en la fotosfera del Sol que se manifiestan con un incremento del brillo, de la energía radiactiva y de la expulsión violenta de partículas cargadas eléctricamente.
Cuando hay una época de especial actividad magnética —como ahora— se producen numerosas erupciones y las partículas expedidas a 1.000 o 2.000 kilómetros por segundo pueden eventualmente llegar a la Tierra (tormentas solares).
Y es que cuando las partículas son altamente energéticas podrían vencer el escudo natural que posee la Tierra —campo magnético o magnetosfera—, lo que podría dañar las comunicaciones (móviles, GPS, estaciones de suministro eléctrico, etc.)
A más manchas solares más erupciones, así lo confirma Héctor Socas-Navarro, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), quien ha precisado que por ahora lo que se ha observado son “flares” (fulguraciones), que de momento no han estado acompañadas de expulsión de material —CME, por sus siglas en inglés (coronal mass ejection o eyección de masa coronal). “No sabemos por qué algunas fulguraciones van acompañadas de CME y otras veces no. Las asociadas con CME son más peligrosas para nosotros”, señala este investigador, quien agrega: “no obstante hay que estar atentos”.
Según Socas-Navarro, dos de las erupciones registradas estos días han sido catalogados de clase X —las categorías dependen de la energía liberada, hay cinco y la X es la máxima.
El astrofísico del IAC —uno de los centros que estudian estos fenómenos— ha señalado que a medida que el Sol va rotando, estas manchas se están acercando al centro del disco y las sucesivas erupciones que se podrían producir “estarían en la línea de visión de la Tierra y más cerca de que nos afectaran”. ¿El problema? Que todavía la ciencia “está lejos” de predecir las erupciones solares y la evolución de la actividad solar.
Desde que se observan las explosiones en el Sol, “disponemos de dos o tres días, lo que tardan las partículas en viajar hasta la Tierra a la increíble velocidad de miles de kilómetros por segundo”.
“Así que no podemos predecir si la situación es para preocuparse o no”, constata Socas-Navarro, quien añade que en este tema hay que mantener un equilibrio delicado entre el alarmismo y advertir del peligro real para nuestra tecnología “ante el que debemos estar preparados”.
“Es improbable que ocurra mañana y es improbable que esta región activa lo provoque, pero algún día va a ocurrir que una erupción solar cause una tormenta geomagnética de grandes proporciones como el evento Carrington —se trata de la tormenta solar más potente jamás registrada (en 1859).
En julio de 2012 hubo una erupción que se cree fue muy parecida pero no iba dirigida hacia la Tierra, “así que esta vez escapamos”, según Socas-Navarro, quien apunta que un estudio reciente estima que se da un “evento Carrington” cada cien años.
Vía 20minutos.es