Por Jaime Torres Gómez
Tras un prolongado receso del Concurso de Ejecución Musical Dr. Luis Sigall, de Viña del Mar, a partir del estallido social vivido en el 2019 y luego con la pandemia, recientemente se realizó la versión Piano.
Recién el año pasado, con la versión Violín, se reeditó su realización, dando cuenta de una reconocida voluntad de continuar con este relevante certamen afiliado a la Federación de Concursos de Ejecución Musical con sede en Suiza.
Con una historia de 49 años, es menester referirse a su buena convocatoria en distintos continentes, reflejado en muchos galardonados con importantes trayectorias. Así, no es hiperbólico afirmar que el Concurso Sigall no sólo es patrimonio fundamental de la ciudad de Viña del Mar, sino de toda Latinoamérica…
No obstante sus pergaminos -contemplando, desde un inicio, a gravitantes personalidades internacionales del mundo musical como jurados, amén del buen nivel promedio de participantes-, en el tiempo se ha observado un deterioro en aspectos como la proyección de los premios y una menor jerarquía internacional de los jurados, restándole prestancia… Sin embargo, debe destacarse la continuidad de su realización, lo que es un mérito del mayor encomio…
Lamentablemente, las dificultades han ido agudizándose a extremos peligrosos ante el abandono de las actuales autoridades edilicias viñamarinas, traducido en no otorgar los recursos necesarios (económicos y operativos) a la Corporación Cultural de Viña como entidad organizadora.
Así, en la presente versión, hubo precariedades fundamentales como no haber facilitado un piano de cola entera (como los estupendos Fazioli o Bösendorfer, ambos de propiedad municipal), más la provisión de recursos para disponer de una orquesta completa en la jornada final, en vez de haber recurrido a arreglos para cuerdas, la mayoría musicalmente muy débiles…
Sumado a lo anterior, de alguna manera la inutilización del Teatro Municipal de Viña (de magnífica acústica) coadyuvó a la no conveniencia de realizar la versión piano, ameritando haberla cambiado por otra mención como guitarra, cello o canto, hasta tener asegurada la disposición del Municipal viñamarino para desarrollarse en condiciones ad-hoc, y ocupando así sus excelentes pianos. En todo caso, considerando la pronta entrega del coliseo artístico viñamarino tras 13 años de refacciones, debiera motivar a las autoridades edilicias a un comprometido apoyo al Sigall como imagen-ciudad…
En lo artístico, y de acuerdo al registro en youtube de la jornada final (en esta oportunidad no fue posible estar in situ), es posible apreciar el excelente nivel de los finalistas, confirmando así el interés internacional que aún suscita este concurso.
Si bien la calidad de la grabación es precaria, empero se evidencia la solvencia del italiano Claudio Berra (26 años) como ganador, con el Concierto N° 2 de Chopin (acompañado por la Orquesta Marga Marga, de la Región de Valparaíso, y en base al arreglo original del compositor para cuarteto de cuerdas), evidenciando formidable calidad de toque y excelente musicalidad.
Y niveles parejos en todo orden se dieron con la ucraniana Anfisa Bobylova (31 años, segundo lugar) y la japonesa Ryoko Arata (31 años, tercer lugar), en los conciertos N° 20 de Mozart y N° 1 de Beethoven, respectivamente. Sólo lamentar la debilidad de los arreglos (cuerdas) en sendos conciertos, máxime al no darse buen correlato del protagonismo original de los vientos (en especial del clarinete, en Beethoven), ameritando completo replanteo de la curatoría musical respectiva.En suma, una versión del Concurso Sigall que no cedió ante riesgos de agonía… y con lecciones que ayudarán a ponderar mejor ciertas decisiones estratégicas relevantes, especialmente al estar en camino a sus 50 años de trayectoria