Ezequiel Villa Moreno
Rebeca es una de las mejores reporteras de guerra. Tras un grave accidente, su marido e hijos le dan un ultimátum; o ellos o su trabajo.
Erik Poppe Gran Premio del Jurado en el Festival Internacional de Montreal por este film que puede dejarte diferente pero no del todo indiferente. Conocido en la última década por su filmografía en Noruega y consolidándose internacionalmente, con este su último film hasta la fecha.
Un drama de 117 minutos con el periodismo de guerra como “arma arrojadiza” puede parecer un tema recurrente, pero necesario en los tiempos de convulsión permanente que vivimos.
Rebeca es considerada una de las cinco mejores fotógrafas de guerra, lo es por su valentía y por su perseverancia. Pero su terquedad trae consecuencias negativas y fruto de ello tiene un accidente que marcará su realidad personal y le hará replantearse todo.
En esa compleja tesitura nos pone el film, hay un fondo de crítica social que envuelve a la historia de una fragancia de indignación. Eso hace que los primeros 60 minutos mantenga la atención del espectador.
Somos parte de la iconografía del personaje, enfocamos su objetivo para captar la mejor imagen. Esa que transforma las atrocidades de la guerra en denuncia. La indulgencia a las guerras con la expresión del dolor de los que no se pueden defender. Esa parte y la brillante interpretación de Juliette Binoche convierten al film en más que un vasto ejercicio de conciencia.
Pero luego hay una segunda parte en la que se pierde la historia, ahonda en el sufrimiento del personaje con su familia, ajustando el objetivo en las emociones convulsas pero disparando sin flash.
Nos perdemos así en la oscuridad del personaje y dejamos de ver esa luz que tanto bien nos ha hecho.
Caemos en la obviedad y en la pesadez del hilo narrativo. Pese a ello, la película se sostiene por la interpretación de la protagonista que calibra cada escena con la intensidad de la que el film no atesora.
Es justo en el final donde recuperamos lo que se desvaneció y que debería haber sido delicadamente tratado.
No es cine que deja poso, pero si la sensación que la grandeza del cine muchas veces la poseen actores que hacen de trabajos solventes, momentos grandilocuentes.
Los amantes de las grandes interpretaciones tienen en 1000 veces buenas noches una obra de obligado visionado.
NOTA: 6
LO MEJOR: su crudeza, sus paisajes, los momentos de pasión.
LO PEOR: Que Juliette Binoche sea el 90% del film.
Crítica de Cine: Mil Veces Buenas Noches http://t.co/4KMWEMWbDy http://t.co/ch2MwcyRey