“El trío de Chile…”

Publicado por Equipo GV 5 Min de lectura

Por Jaime Torres Gómez

 

17Después de un triunfal inicio, el segundo programa docto de la Temporada Artística de la Universidad Santa María contempló la presentación del Trío Programático, agrupación integrada por Frida Ansaldi (violín), Claudio Santos (cello) y Dafna Barenboim (piano).

 

Con destacadas trayectorias individuales en circuitos nacionales e internacionales, y aún con corta vida como ensemble, el Trío Programático ha demostrado gran solvencia musical, al punto que merecidamente les fue otorgado en el año 2018 el premio del Círculo de Críticos de Arte de Chile por el mismo programa ofrecido en la Aula Magna de la USM, celebrándose su inclusión en la presente temporada.

El desarrollo de la música de cámara requiere años de afiatamiento, razón por la cual pocos conjuntos logran proyectarse a largo plazo. Particularmente en Chile, entre las agrupaciones que lograron mantenerse vigentes de manera sistemática (y por más de una década) han sido el Cuarteto Chile, Cuarteto Santiago, Quinteto Hindemith, Trío Mistral, Quinteto Promúsica, Ensemble Bartók y el Trío Arte, todos de innegable solvencia. De ellos, sólo sobrevive el Ensemble Bartók…  Y si bien hoy existen otras agrupaciones, en promedio sus vigencias oscilan los cinco años.

 

En el caso del Trío Programático, lo anterior adquiere pertinencia puesto que su conformación es escasa, máxime habiéndose contado por décadas en Chile con el recordado (y disuelto) Trío Arte,de internacional trayectoria y sin duda señero en la vida musical nacional. Así, el nivel ostentado por el Trío Programático da méritos para ocupar el lugar dejado por el Trío Arte, siendo menester incrementar sus presentaciones, ampliar su repertorio, gestionar una residencia institucional, realizar grabaciones y organizar giras nacionales como internacionales.

 

Con un importante marco de público, el programa comenzó con una deslumbrante versión del Trío en do Mayor, Hob XV 21 de Haydn, dando cuenta de una magnífica amalgama grupal. De hecho, hacer debidamente a los clásicos es buena referencia para medir la calidad técnica y artística de ensembles y solistas.

 

El Trío Nº 21 (1784), del total de los 45 tríos con piano de Haydn, se ubica poco antes de su período de madurez, existiendo innegable brillantez y asombroso virtuosismo, amén de un carácter amable y canónicamente reflejo del clasicismo musical. La versión ofrecida abundó en equilibrio sonoro, magníficos fraseos y dinámicas, como certeros tempi. Gran relieve de la magnífica pianista en sus protagónicos (y dominantes) pasajes a lo largo de toda la obra, más exquisitos y dúctiles diálogos con los demás instrumentos.

 

Avanzando cronológicamente, con celebrado criterio contrastante, de Beethoven se ofreció el notable Trio Nº 5 Op. 70 Nº 1 “De los Espíritus”. De radical oposición al trío de Haydn -introspectivo y algo misterioso-, posee un increíble equilibrio dialogante entre los instrumentos, y, siendo cada uno un genuino protagonista, en conjunto jalonan un tejido armónico de atrapante progresividad expresiva. El apodo “De los Espíritus”, no dado por Beethoven, debe su nombre quizás a su segundo movimiento, de enigmático carácter, y no necesariamente obedece a una explícita intencionalidad programática del autor.

 

La versión de los “Programáticos…” exudó excelencia en todo orden: Perfecto ajuste, generosa (asimilada) exposición de la vena melódica (arrebatador enfoque del segundo movimiento), y notable manejo de las dinámicas y matices. Triunfales logros individuales y de conjunto.

 

Cerró la presentación con el Trío Nº 4 Op. 90 “Dumky” de Dvorak, obra de hermosura superior. Quizás sea la pieza de cámara más conocida del compositor checo. Impregnada de elementos folclóricos de su país, posee mucha emotividad y enjundia; asimismo, es fiel representante del romanticismo musical en forma y espíritu. Plasmando un amplio rango de estados anímicos, evoca desde la melancolía al júbilo. Con asombrosa libertad formal, de sus seis partes varias de ellas están muy entrelazadas y se tocan casi sin pausas, imprimiéndole progresiva atención.

 

La interpretación ofrecida descolló en logros, mostrando nuevamente a un grupo notablemente conjuntado. Gran precisión de ensamble, amén de un genuino idiomatismo con debida coherencia de discurso (buen sentido del todo), magnífico legato en las frases, extraordinaria calidez de texturas, y excelentes balances y matices.

En suma, otra triunfal jornada de la actual Temporada Artística de la USM, con un trío encaminado a ser EL TRÍO DE CHILE…

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